La Pesadilla Comienza

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Dos jóvenes y un gato se encontraban en una habitación mirando la pequeña radio con los ojos muy abiertos.
¿Qué acababa de pasar? ¿Una subida de tensión? Pero...eso no explicaba porque la melodía había seguido sonando a pesar de haber desenchufado la radio.

Happy seguía mirando la radio. Arqueó el lomo y bufó con agresividad.

-Happy, no hay nada- Natsu miró a su gato- Deja de hacer eso. No hay nadie. ¿Se puede saber qué te pasa?- añadió frustrado.

De repente un portaretratos se volcó de golpe. Happy pegó un salto bufando con mayor agresividad mientras iba retrocediendo lentamente.

Natsu miró a Lucy. Su amiga permanecía sentada en la cama con expresión asustada... No podía permitir eso. Ya tenía bastante con lo de su abuela como para que encima pasara esto.
El pelirosa sacudió la cabeza. No. Definitivamente no lo permitiría. A pesar de que él estaba intranquilo debía ser fuerte. Debía ser fuerte por Lucy.

-Ven, Luce- Natsu sonrió a su amiga- Vamos a comer.

Pero Lucy ni se movió. Seguía mirando fijamente la radio. Como si el objeto le infundiese un terrible miedo.

-Luce- Natsu se acercó a ella y le sujetó una muñeca con suavidad dándole un leve tirón para que se incorporase- Vamos, tranquila- añadió esforzándose al máximo porque su voz sonase lo más calmada posible.

Lucy miró a Natsu. Sus hermosos ojos color chocolate parecían los de un pequeño animal asustado pero aún así asintió y se dejó llevar hasta la cocina. Una vez allí su amigo intentó convencerla de todas las formas posibles. Según él la radio podía haberse encendido por una subida de tensión.

-¿Y por qué siguió sonando después de que la desenchufaras?- cuestionó Lucy con recelo.

-Seguramente funcionaba también con pilas- el pelirosa se encogió de hombro intentándole restar importancia.

Lucy le miró reticente a creerle. El propio Natsu tampoco se creía ni a si mismo..pero ¿Qué podían hacer? ¿Abandonar toda cordura y entrar en pánico? No. Eso sólo los volvería locos. Además hasta ahora sólo había pasado eso. No valía la pena martirizarse por sólo un extraño suceso por muy inquietante que fuese. Debían mantener la calma y ser coherentes. No había nadie en esa casa. Sólo debía convencer a Lucy de ello.

Natsu encendió la televisión. Se entretuvieron con un programa de comedia mientras comían.
Como no había otra cosa que hacer, y Lucy no parecía dispuesta a subir arriba, se quedaron toda la tarde viendo las películas que echaban a esas horas.

Cuando terminó la película empezó otra y como estaban muy aburridos decidieron verla también.
En la primera escena aparecía una mujer caminando a oscuras por un pasillo.
Natsu notó como Lucy se ponía tensa y frunció el ceño. Lo que le faltaba. No podía ser una película menos inoportuna. Era la ideal para alimentar los miedos de Lucy. Cambió rápidamente de canal hasta que encontró otra de comedia y se dispusieron a verla.

El tiempo pasaba y llegó la hora de la cena. Cenaron muy poco. El estómago se les había cerrado debido a los nervios. Aunque intentasen negarlo la idea de volver al segundo piso les producía escalofríos a ambos.

-Bueno, Luce- Natsu se levantó de la silla y se estiró- Creo que es hora de ir a dormir ¿No crees?- añadió mirándola.

-¿No podemos quedarnos a ver una pelicula más?- sugirió Lucy, desesperada por no volver a su cuarto.

-No, Luce. Estoy muy cansado- Natsu bostezó sonoramente- Quedate tú si quieres.

-No. No, no hace falta- Lucy apagó la televisión y se levantó rápidamente- Yo también estoy cansada, vámonos- respondió nerviosa.

Posesión // Nalu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora