Lucy no volvió a ver a su familia nunca más. Lon, Hester y Casio Wickwright fueron enterrados algunos días después bajo los altos alerces del cementerio de Tenesmus; sus restos mortales fueron descubiertos entre las rocas debajo del castillo de Cant. El Condestable Cronk llevó a cabo una investigación, asistido por la guardia del castillo, pero no hubo testigos de la tragedia, y el camino que llevaba al castillo estaba tan plagado de huellas de carros, carretillas y carruajes que allí no se pudo descubrir nada
Las sospechas recayeron de inmediato sobre la misteriosa lady Sweetbread. Se consultó el Censo Baronial de Personas, Ganado y Animales Domésticos, pero el nombre de <<Sweetbread>> figuraba únicamente como el del gato de un carnicero de la aldea de Dragonfly-on-Bog. Esto dio pie a la creencia de que el crimen había sido obra de forasteros (como se llamaba en Cant a los extranjeros), y el pánico se apoderó de los aldeanos, Por las noches se cerraban las puertas con cerrojos y se afilaron y engrasaron espadas ya en desuso, pues la gente de Cant albergaba una profunda desconfianza hacia todo lo extranjero
La Vela de Cant nunca apareció, y en su último informe el condestable Cronk declaró que el móvil del crimen había sido el robo. Su teoría era que un extranjero loco por las velas-agente quizá, de un sindicato más grande y global- había odio hablar de la obra maestra de los Wickwright . Eludiendo a los guardias de la frontera, la ladrona había penetrado en la baronía y había consumado su infame plan, para luego escapar con la vela a través de las montañas. Esta teoría obtuvo la aprobación del pueblo y, durante semanas a partir de entonces las familias de Tenesmus durmieron con las velas guardadas bajo llave y los oídos pendientes de pasos
Lucy recordaba poco de aquella época, salvo que fue llevada de acá para allá por adultos bienintencionados, como una carreta de juguete tirada por una cuerda. Al principio vivió con el hermano de su madre, Hocklin Tooey, que regentaba una respetable posada con taberna y un pequeño establo. El hombre adoraba a su sobrina, pero carecía de la experiencia en la crianza de una niña pequeña. Estrechaba a Lucy entre sus brazos, la acariciaba y la consolaba lo mejor que podía, pero ahí terminaban sus dotes paternales. Cuando no se ocupaba del negocio de la posada se pasaba la mayor parte del tiempo tumbado en un banco junto al fuego, consumido por su propio dolor (al fin y al cabo su hermana había muerto).
Las autoridades tuvieron noticia de que Lucy no se bañaba con regularidad y que cada día pasaba horas en el pajar del establo, hablando con su muñeca
Se convocó una reunión de la Benevolente Sociedad de Mujeres. La conclusión fue que Lucy, de momento. debía trasladarse a la Misión Americana, que administraba un orfanato en una carbonera reformada de Fenway Road. Allí, al menos, estaría bien alimentada y aseada, disfrutaría de la compañía de otros niños y la disciplina de las tareas y las lecciones de gramática la distraerían de su desgracia.
Así pues, a la posada llegó una delegación de la Benevolente Sociedad, formada por la señora Fiddle (vecina de Chandlers Lane), la señora Meddle (secretaria de la Sociedad) y la señorita Poke (de la Misión Americana). El tío Hock sostuvo a Lucy en su regazo mientras las buenas mujeres presentaban sus alegatos. Y seguramente, razonó la señora Fiddle, Hock Tooey comprendía que un soltero, aunque fuese un tío cariñoso, no podía entender las necesidades de una jovencita. La señorita Poke dedicó a Lucy una sonrisa radiante y le habló de la vida en el orfanato como si se tratara de una gran aventura.
-¡Ya verás-exclamó-, los Sábados todos los niños que están a nuestro cuidado reciben un vaso de zumo de naranja! te gusta el sumo de naranja ¿verdad, Lucy?
-Tiene mucha vitamina C- informó la señora Meddle al tío Hock.
-Los astronautas lo beben- terció la señora Fiddle. Aun siendo la humilde esposa de un fabricante de velas, algo sabía del ancho mundo
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El Secreto del Castillo de Cant
Adventure(K.P.Bath) Bienvenido a las remotas tierras del Barón de Cant, un lugar fuera del tiempo y tan pequeño que ni aparece en los mapas.