Sueños

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domingo, 26 de junio de 2016

Esto va dedicado a una persona diferente. Alguien especial.

Aquella persona de la que verdaderamente me enamoré.

O al menos eso quiero creer.

Fue raro, porque anteriormente habían un par de personas que me hacían ruborizar.

Pero tú, fuiste diferente, llegaste de una manera auténtica, no planeada, que fue creciendo conforme te fui conociendo.

Cuando llegaste, en cierto modo estaba emocionado, te saludé y pensé que eras alguien como las demás personas.

Pasaban los meses y cada vez nos acercábamos más. Era agradable charlar contigo, sabía que era de esas amistades que valían la pena conservar.

Y de pronto, sucedió. Así de repentino sucedió. No recuerdo exactamente cuando, pero sólo lo hizo.

Descubrí que eras una persona que siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás; tu inteligencia era envidiable, y desde que te conocí supuse que lo serías; eras una persona tierna y algo seria, pero eso no me desagradaba en lo absoluto.

En algún punto de nuestra historia, cuando nuestra amistad fue creciendo, al igual que nuestro círculo de amigos, empecé a sentirme extraño.

La sensación era diferente, algo que definitivamente nunca había experimentado con anterioridad.

Se llaman: "Celos".

Y fue ahí cuando comenzó la etapa más oscura de mi vida, porque fue ahí cuando, sin razón alguna, me daban ganas de salir huyendo y desaparecer.

¿Por qué tenía celos, si ni siquiera eramos algo?

Ni yo mismo lo comprendo. Cada vez que te juntabas con alguien que no fuera yo, me sentía con ganas de abrazarte y decirles a todos que se fueran y nos dejaran solos.

Vaya tontería.

Muchas veces me separaba de ustedes y me iba sin decir nada.

¿A donde? Lejos de ti y de los demás.

Y no quería dejarte, creéme que no, pero, una parte de mí sentía que así me harías caso, o que con mi ausencia tu vendrías a buscarme.

Pero no siempre es como lo planeas.

Muchas veces parecía no importarte eso. Y eso me lastimó. Sabes, comencé a tener episodios de inmensa tristeza, de esas en las que no quisieras que ni te tocara la luz del sol.

Durante ese tiempo arriesgue muchas cosas, tu amistad fue una de ellas, y la de los demás también.

Me fui separando poco a poco de ellos, y parecía no preocuparles demasiado.

Empecé a escribir mis pensamientos en las hojas de cuaderno sueltos. Hasta el día de hoy las sigo atesorando.

Dormía temprano, y siempre me aseguraba de que tu fueras la última persona en quien pensara.

Recuerdo que era invierno cuando todo eso pasó, por lo que de algún modo me hacía sentir peor.

Mi refugio eran las cobijas, y siempre fingía que el calor que producían, era nada menos que el de tu abrazo.

Me escondí entre las canciones, era mi forma de imaginar que teníamos una historia de amor que contar.

Una en especial me identificaba, era como si hubiera sido hecha sólo para mí.

Me imaginaba una habitación en blanco y negro, y en ella estábamos los dos, intercambiando miradas. También imaginaba la lluvia, el olor a hierba fresca, el cielo nublado, el tráfico de una carretera y la ciudad a lo lejos, vista de lejos desde una colina a kilómetro de distancia.

Muchas veces te soñé, pero no era precisamente el sueño que yo quería.

A veces te veía a lo lejos, y lo único que quería hacer era estar contigo, pero parecía que siempre me ignorabas, siempre hacía lo posible por hacer que me notaras, pero era imposible.

Otras veces era diferente. Nos encontrábamos juntos, pero tú estabas con alguien más... besándose.

Siempre trataba de olvidar esas pesadillas.

Despertaba con la esperanza de que las cosas cambiaran y de que de verdad me declaradas tu amor, pero nunca pasó.

Nunca te lo confesé. A veces me arrepiento de eso, a veces no; pero al final mi decisión nos llevo a esto, las cosas salieron como salieron y todo siguió con normalidad.

Seguimos siendo amigos, las cosas cambiaron un poco, pero seguía sintiendo lo mismo por ti.

Al final, aprendí a vivir de los errores, de las cosas que nunca logré realizar, de las cosas que me hubiera gustado que fueran de otra forma.

Pero todo sucedió por una razón.
Espero que haya sido lo correcto.

Pero eso no fue todo...

Algo te había pasado, y creo saber la razón de aquello.





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