Mi marinerito.

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Mi mayor apoyo se ha ido, dejándome desolada en un rincón de este viejo y desastroso barco.

El trozo de cielo que reinaba los ojos azules de mi marinerito ya no están aquí para darme la confianza que necesito, la que me ayuda a sujetar el timón que lucha con tanta fuerza para hacerme caer a las frías aguas del olvido y gracias a él, nunca lo ha conseguido.

Su pequeña chispa de luz ha desaparecido, llevándose la mía tras de si, dejando mi alma sola y vacía.

Y ahora, ¿quién abrirá las velas cuando el viento intete impedirlo?

Con lo que se tambalea este barco, se acabarán rasgando las ya destartaladas velas, provocando que mi barco se hunda y llegue al fondo de este desastroso y turbio mar.

Pero, pedazito de luz, vuelve aquí, conmigo, ¿donde te has metido?
Intento encontrarte pero sólo encuentro grandes rocas en el camino,

¿cuánto tiempo piensas que podré reparar la desteñida proa de mi barco sin tu presencia?
¿cuánto tiempo crees que podré soportar el peso del timón? ¿cuánto tiempo crees que mi barco seguirá flotando sin ti?

Querido marinerito:

Eres esencial en mi largo trayecto, sin ti, todo se hace mucho más difícil y cuando creo que puedo acostumbrarme a trabajar sola, me sorprendo viendo que no, que no sólo mi barco te necesita sino que yo también, porque marinerito, eres muy importante, formas parte de mi tripulación y a esta le cuesta mucho progresar sin ti.

Pequeño comandante,
¿porque no regresas de nuevo?
¿es que no ves como mi mirada mira el agua gris del olvido y se queda pensando?

Marinerito, vuelve aquí, te echo de menos.

Journal de MaeroribusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora