CAPÍTULO 1. LA EXPULSIÓN (1ª PARTE)

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NARRA MARINA. 

Pienso que por las mañanas no hay nada mejor que nadar y observar los arrecifes bañados bajo la luz del sol de un amanecer. 

Observé como poco a poco los corales se van iluminando, mostrando sus vivos colores, todas las mañanas procuraba escaparme de las cuevas para poder presenciar esto. Ya que para mi no había nada más hermosos que esto. 

Se que lo que estoy haciendo esta mal, ya que las sirenas menores de cincuenta años teníamos terminantemente prohibido nadar fuera del limite de la isla sin la vigilancia de un adulto, pero es que a mi me gustaba esto, la soledad, la tranquilidad que daba este lugar. La inmensidad del oceano hacia que me sintiese diminuta e insignificante, como si aqui no fuera nadie importante y no como sentía entre el grupo. Ya que aunque ya había pasado 18 años desde mi inusual llegada al grupo, todavía seguía siendo un fenómeno. 

Suspiré y decida a ver una vez el sol subí a la superficie para ver como este empezaba a despuntar por el horizonte. Y no pude evitar sentir tristeza ya que aunque tenía amigos a los cuales quería mucho no podía evitar sentirme sola y des-comprendida. 

Resignando me, al cabo de cinco minutos volví a sumergirme en el océano y puse rumbo a casa. 

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Cuando ya estaba apunto de llegar al limite del territorio donde vivíamos, me concentré fuertemente y después de unos segundos de concentración, conseguí mimetizarme con el entorno. Este era un truco que había aprendido a hacer con quince años, cuando en unas de mis escapadas casi fui descubierta por un grupo de buceadores, rápidamente me escondí detrás de unas rocas. Estaba muy asustada y no dejaba de ver como estos no dejaban de acercarse hacía mi escondite, totalmente asustada y temiendo ser descubierta cerré los ojos y desee con todas mis fuerzas que no viesen. 

No sé cuanto tiempo estuve así, solo sé que cuando abrí los ojos vi como los humanos se alejaban de mi como si no me hubieran visto, extrañada por lo que había pesado miré a mi alrededor esperando que el cualquier momento todo fuera una trampa y se girasen y me capturasen. Pero cuando vi que se alejaban la incredulidad hizo mella en mi. Hasta que vi mis manos y vi que estas eran completamente invisibles. 

Una vez mimetizada fui acercándome a la entrada de la cueva. Cuando estuve ya dentro tuve que ir nadando despacio, para asi poder sortear a las sirenas que por allí se encontraban, cuando ya llegué a la que era la gruta donde convivía con Milos, mi padre, y pude ver que esta estaba vacía pude respirar por fin y soltar todo el aire que había estado reteniendo en mis pulmones. 

Rápidamente me senté en una de las rocas que allí había esperando para poder secarme y así poder caminar para acudir a la escuela. Estaba tan distraída secando me que no vi como de repente Milos apareció con una cara que no presagiaba nada bueno. 


BUENO HE AQUÍ EL PRIMER CAPÍTULO, ESPERO QUE A LOS LECTORES LES HAYA GUSTADO.

EL PROXIMO CAPÍTULO SEGURAMENTE LO SUBA MAÑANA MISMO.

CHAITO. 

EL SECRETO DE LA SIRENA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora