Introducción

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Cuentan que para ser feliz se necesita el dinero, pues bien toda esa gente que lo crea está equivocada.

Todos los días me levanto pensando que cada día es diferente y que todo pasa por alguna razón, no solo porque supuestamente haya un Dios, sino porque alguien por detrás está escribiendo una historia, una novela basada en nuestras vidas, un libro en el que se habla de nosotros, de cada uno de nosotros.

Leí, hace poco, que la vida está dividida en dos caminos: la felicidad y la tristeza, y que todos estamos en ambos caminos siempre o al menos casi siempre y todo depende de con quien estemos en ese camino. Puede que la gente de nuestro alrededor esté feliz lo cual afirma que nosotros también o puede que la gente de nuestro alrededor esté triste y si con nuestros ánimos no conseguimos que su humor cambie automáticamente nosotros también lo estamos. Estoy de acuerdo con eso.

Sinceramente no creo que haya ningún Dios que nos vigile y que nos mande cosas desde arriba para ayudar a nuestro destino o poner obstáculos en nuestro camino para hacerlo más duro, no, no lo creo, lo que creo es que todo pasa por alguna razón y que la vida la tenemos que componer nosotros, hacerla nosotros, construir nuestro propio camino y decir quien nos acompaña hasta el final de él, quien nos deja atrás y quien solo hace que tengamos que estar saltando o evitando chocar con la misma roca todo el rato, solo nosotros podemos decidir eso, no hay nadie más que pueda hacerlo, solo tú mismo.

La historia que hoy por hoy escribo es de reflexión y sobre todo para hacer ver que todo el mundo debe confiar en sí mismo o en las pequeñas cosas de esta vida.

Algo míoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora