Sofocado

1.2K 49 11
                                    


Los arreboles teñían lentamente el cielo, mientras una suave brisa agitaba las cortinas de mi recámara. Lentamente me levanté en dirección al closet, cogí una de mis camisas y unos pantalones color gris, junto a la toalla que estaba dentro del cajón continuo. Caminé al baño dentro de la misma habitación y dejé correr el agua mientras me quitaba la ropa que traía puesta. Cruce frente al espejo y me detuve contemplando lo tonificado que estaba, pasé mi pulgar sobre mi pectoral izquierdo, dibujando el contorno de una de las rosas del tatuaje.

- Realmente llevamos tiempo, ¿no amigo? - dibuje una sonrisa observando la calavera del centro del tatuaje.

De un salto ingrese a la regadera, todos mis músculos se relajaron al sentir la presión del agua caliente caer por mi piel morena. Sacudo el cabello con energía para despojar todo rastro de suciedad, refregué con fuerzas mi cuerpo hasta sentir que la piel se ponía roja.

<<Como si de esta forma pudiera quitar todo de encima>>.

Rei por el pensamiento.

No tarde en terminar con el baño y tomar posesión de la ropa. Caminé descalzo a la terraza, mientras secaba mi pelo con la toalla, la acomode sobre una de las sillas y contemple la planta baja, comenzaba a cobrar vida, al borde de la piscina lo amplificadores sonaban haciendo retumbar el agua y las mujeres bailaban al ritmo de música, los hombres servían sus tragos en una de las barras y sin quitar la vista a esas meneantes caderas.

- ¡Agh! -Ahogué un grito y agarre con fuerzas mi pecho, rápidamente retrocedí al interior de la habitación.

<<Ahí estaba de nuevo ese maldito dolor>>.

Siempre había pensado que la única forma de quitar las ideas de mi cabeza era haciendo fiestas, donde no pienso en nada, pero ahora solo tenía ganas de coger mi carro y volar en las calles.

Tomé las llaves del Lamborghini, salté en mis zapatos y cogí una de las chaquetas junto a un gorro. Baje la escalera a saltos sin dejar de apreciar a través del ventanal como la noche tomaba forma.

- ¡Hey Kob! -reconocí de inmediato la voz de Andrew, llevamos tiempo siendo amigos, es de mi familia una gran familia.

- ¿Dónde vas amigo? La fiesta recién comienza y estas chicas están ¡Buenísimas! -una de las jóvenes reaccionó al cumplido de Andrew y volteo en dirección a él meneando sus caderas de un lado a otro.

-Solo iré por un poco de adrenalina ¡ya nos vemos And! -me despedí dándole un golpecito en la espalda.

- ¡Cuida de la casa mientras no estoy! -subí al coche.

El rugido del motor resoplo por toda la villa, los rostros de las muchachas giraron en mi dirección, baje con suavidad el vidrio del piloto.

- ¡Ya las veo! -soltaron un suspiro al momento de guiñarles un ojo y darles una sonrisa.

Arranque el vehículo dejando la estela de humo blanco, la puerta del portón ya estaba abierta, presione con más fuerzas el acelerador hasta llegar a la carretera. Muchos dirían que esto es de locos, pero para mí no hay nada más excitante.

Estuve dando vueltas hasta llegar al frontis de un bar al centro de la ciudad. Aparque el vehículo muy cerca a la entrada, note varias miradas detenerse en el Lambo incluso de hombres y mujeres en pareja.

-Veo que no dejas de llamar la atención- acaricie el cuero del asiento del copiloto.

-Pero no compites conmigo -me reí para mis adentros.

Baje del carro y me asegure que quedará bien cerrado, no faltaría el desgraciado que quisiera llevárselo.

Cruce el umbral de la puerta y contemple al interior del bar, al final logré distinguir la barra, mientras me topé con varias miradas de chicas que disimuladamente fijaban la vista en mi dorso, al notar que las observaba las sorprendía con una sonrisa, algunas se avergonzaban y desviaban la vista, otras me seguían el juego.

- ¿Qué desea tomar? -pregunto el bartender, era un joven nuevo con denotados rasgos caucásicos, no lo había visto antes.

-Un whisky a las rocas con dos hielos, ¿Antonio no trabaja hoy? -Negó con el ceño fruncido. Parecía incomodo con mi pregunta.

El hombre extendió el vaso enfrente y comenzó a servir, al otro extremo de la barra habían dos atractivas mujeres, una era rubia un poco desabrida para mi gusto, no tardo en perder mi atención, ella se alejó excusando con el teléfono en mano dejando a su amiga atrás. Mis sentidos se detuvieron en aquella mujer, por alguna razón captó todo mi interés, llevaba unos pantalones de mezclilla junto con blusa blanca apegada a su torso, es lo que alcanzaba a distinguir entre la multitud y las parpadeantes luces del lugar.

-Aquí tiene -el barman interrumpió mi letargo.

-Gracias -extendí un billete al hombre sin quitar la vista de la joven que no dejaba de quejarse, se veía molesta alejando a la muchedumbre que la embestían contra la barra.

Entonces ella giró y nuestras miradas se entrelazaron, sentí una rara sensación que recorrió mi espalda.

<<Que demonios Kob ¿No estarás nervioso por una chica?>>.

-Claro que no- murmuré, mientras levanté mi vaso en señal de salud y sin dejar de sonreír a la presa.

Eternamente TuyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora