Al día siguiente y después de un maravilloso desayuno en familia Max y yo comenzamos a planear el bautizo tanto de las gemelas como de Gael. A las mellizas las bautizamos casi con un año, después de todo lo que había sucedido, pero con Gael queríamos hacerlo ahora que era pequeño y que teníamos tiempo antes de que empezase la nueva temporada de Fórmula 1 y Max tuviese que irse de nuevo. Ni Max ni yo eramos muy creyentes pero nos parecía una buena oportunidad para reunirnos toda la familia y para que personas que no veíamos hace mucho tiempo conociesen a Gael y pasásemos un buen día en familia. Jorge era el padrino de Alaïa y la madre de Max era su madrina, y en el caso de Chloe el padre de Max era su padrino y la hermana de Max era su madrina, así que en el caso de Gael no queríamos que quedase dentro de la familia para que hubiese más variedad, así que decidimos nombrar a Carlos su padrino y a Tabatha su madrina siempre que ellos quisiesen.
La verdad es que no teníamos mucho tiempo para planear el bautizo y la comida de después así que decidimos contratar a una planeadora de eventos para que lo organizase todo. La verdad es que hizo un trabajo increible. Al mes siguiente llegó la fecha del bautizo. Invitamos a todo el mundo. De lo poco de lo que nosotros nos encargamos fue de elegir la ropa de Gael, bueno Max se encargó de ello. Ya que yo había elegido la ropa de las gemelas para su bautizo, le dejé a él que eligiese para en bautizo de Gael, era justo. Yo quería ponerle el típico faldón para estas ocasiones pero Max decía que parecería una niña así que al final lo descartamos. A pesar de ello estaba guapísimo, bueno que iba a decir yo que era su madre.
Nos reunimos todos en una iglesia cercana a nuestra casa. No era muy grande pero era especial para nosotros porque allí oficiaba las mismas y los demás actos el parroco que nos casó, el que bautizó a las niñas y el que ahora bautizaría a Gael. Llegamos a las diez de la mañana a la iglesia. En menos de una hora ya habían bautizado a Gael, pobrecito como había llorado. No le gustó nada que le echasen agua en la cabeza. Carlos y yo teníamos muy buena relación y estuve todo el camino hasta que llegamos al restaurante diciéndole lo padrazo que se le veía con Gael en brazos, y cuanto más se lo decía más rojo se ponía. Yo no podía parar de reír. Siempre decía bromeando que Max y yo habíamos cumplido el cupo de niños admitidos en ToroRosso. Que bien se le daba escurrir el bulto.
Ni si quiera nosotros habíamos visto el local en el que se celebraría la comida. Las niñas, Max y yo junto con Gael que iba plácidamente dormido en mis brazos fuimos los primeros en entrar al salón. Era increíble lo bonito que lo había dejado. A la familia le iba a encantar y lo íbamos a pasar muy bien allí.
Lo que más destacaba de toda la decoración eran dos preciosas tartas situadas al fondo. Era increible que todo esto fuese para nuestro hijo. No pude evitar emocionarme.
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The Driver and The Nurse
RomansaTodo cambió en la vida de Juliette O'Connor con una decisión que sin ella imaginarlo cambiaría todo lo que conocía hasta el momento y conocería así al único y gran amor de su corta pero intensa vida.