Selena Elizabeth Parker Fuentez ¿Me ponen ese nombre y esperan que no sea rara?
Si tomaras cualquier punto de la vida de Selena Elizabeth Parker Fuentez encontrarías problemas, crímenes (si, del estilo de invasión de propiedad privada, pero bueno, ¿que habrías hecho tú si tu actor favorito se muda a solo diez cuadras de tu casa?) y cualquier clase de extrañezas. Pero si le preguntaras, te diría que su vida empezó a ser extraña cuando, a los siete años, un desconocido la salvó de la muerte. Por allí empezaremos esta historia:
Lena (decir su nombre completo es una perdida de tiempo) estaba caminando con su hermano de catorce años, sus padres los habían dejado recorrer la parte de Londres que ella quisiera por su cumpleaños número siete. Así que allí estaba, mirando los techos en lugar del suelo y tratando de seguirle el paso a su hermano, Federico Lucian Parker Fuentez, (en serio, sus padres les habían puesto nombres realmente extraños) cuando algo le llamó la atención al otro lado de la calle, eso era... ¿Un gato/perro con dos colas? Sin pensarlo, se soltó de su hermano y empezó a caminar hacia el animal. No miró antes de cruzar. Un chirrido, un bocinazo, el grito de su hermano y un hombre que le tomaba la mano y la apartaba de la calle.
-Lena ¿En que diablos estabas pensando?- Su hermano llegó corriendo y la abrazó, luego se separo de ella con cuidado y miro al hombre
-Muchas gracias señor...
-Malfoy- El rubio le dedico una mirada un tanto extraña antes de agregar- Deberías tener más cuidado con tu hermanita.
-Papá...- Un niño de la edad de Elizabeth le tironeaba al señor Malfoy del pantalón, solo con mirarlo, la niña se dió cuenta de que eran idénticos, hasta el punto en que se le vino a la cabeza una película de ciencia ficción en la que clonaban a las personas.
-Ya voy hijo, solo espera un momento.- Luego el señor Malfoy le dijo a Lucian algo, mientras Selena miraba al niño.
-¿Como te llamas? -Selena Elizabeth ¿Y tú?
-Scorpius.
-Bueno Scropius- Lena pronunció el nombre sin aparente dificultad.- no creo que sea casualidad que nos conocieramos.
-Yo tampoco.
-Entonces ¿Supongo que nos volveremos a ver? El rubio sonrió y asintió con la cabeza, antes de volver a tratar de llamar la atención de su padre.
Las predicciones de los niños, hechas con la intuición que solo tienen los más jóvenes, se cumplieron. Entre encuentros en el parque, juegos, el notar que eran parecidos, las preguntas de Elizabeth, que trataba a toda costa de saber porqué hacia cosas que los demás no y el inicio de clases de música por parte de ambos, el tiempo se pasó muy rápido. Cumplieron once años.
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Nacer, reír, bromear, morir.
FantasyEl epílogo. Potter y Weasley en el tren. Una hija de muggles que sabe quienes son. Un Malfoy que no lo parece. Con eso digo todo. S...