Ese no sé qué, que te hace especial, Scorpius

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Maratón Nochevieja 2/8

《Sacada de: Potterfics》
《Autor/a: CarooBlack》

Ya no era raro para nadie en la casa ver a Lily en esa posición, tan sumida en si misma, tan pensativa. Sin moverse, casi pareciendo una estatua.

Desde que había llegado, más de una vez la habían encontrado así. Sentada en el sillón del living, con las piernas cruzadas, el codo apoyado en el apoya-brazos del sillón y sobre su mano, la mejilla derecha. Mirando sin ver, un punto inexacto en la ventana. Parpadeando cada cinco segundos, que parecían contados con reloj.

Sólo reaccionaba si la llamaban por su nombre. Uno podía pasar horas observándola, sin decir palabra y ella no notaría tu presencia, cosa bastante rara en Lily, que tenía unos reflejos impecables.

El que más se preocupaba de la actitud de Lily, era Harry. Ella siempre había sido su niñita consentida, su bebé, su princesita. La que jugaba al Quidditch con él y la que disfrutaba de sus maratones de Criminal minds, que solo ellos dos en la familia tenían la paciencia de ver. Sus otros dos hijos y Ginny, a mitad de los capítulos se desesperaban y terminaban buscando el final por Internet. O no dándole importancia. Ellos no, ellos eran pacientes, atentos, buscaban todas las pistas y los detalles que pudieran obtener, para así resolver el misterio incluso antes que el inteligente Dr. Reid. De cierta manera, eso a Harry le hacía recordar a sus épocas de colegio y a Lily la hacía sentir más unida a él y su historia.

Sin embargo, desde que Lily había llegado a la casa para pasar las navidades, no había compartido ningún momento a solas con su papá. O de compras con su mamá. Y eso a Harry le preocupaba. Y le preocupaba mucho.

En cambio Ginny, reía cada vez que su marido le manifestaba su preocupación por la actitud de la menor de los Potter-Weasley. Ella (al igual que toda la familia) también había notado el cambio que había habido en Lily, con la diferencia de que ella no se preocupaba. Ella entendía que pasaba y se sentía orgullosa de que su hija estuviese tan grande ya.

Entendía como se sentía Harry, o al menos intentaba. Él nunca había tenido tiempo de sentir esas cosas, esas preocupaciones, esas dudas típicas de adolescentes. Él había tenido que crecer de golpe, valerse por si mismo y enfrentar a Voldemort, sin poder disfrutar de la mejor etapa de su vida. En cambio ella, con sus altibajos, había pasado por esa situación, había sentido todo lo que suponía, sentía su hija. Lily ya estaba grande. A punto de terminar su 5º año, se daba cuenta que en cualquier momento, sus hijos dejarían Hogwarts, tal como James, y harían su vida independientemente. Y Lily estaba pasando por eso que todas las mujeres quieren y a la vez temen pasar: Amor, atracción o ambas a la vez. Y lo que realmente le carcomía la curiosidad a Ginny, era cual de las dos estaba sintiendo su hija y por quién. Por quién era la gran cuestión.  Aunque por el grado de aislamiento que presentaba Lily, de seguro ni ella sabía lo que sentía.

Sus hermanos, eran historia aparte.

James prácticamente no estaba en casa, a causa de la cantidad exhaustiva de entrenamientos que tenía, ahora que era buscador titular de los Puddlemere United. Todavía todos recordaban con gracia el momento en que James le había dado la "gran" noticia. El equipo de los Puddlemere United había sido enemigo mortal de las Arpías de Holyhead desde siempre, y en el momento en que Ginny se enteró que su primogénito jugaría para el enemigo, pegó el grito en el cielo.

James, ni lento ni perezoso, se había encargado de contarle la oferta de trabajo, que ya había aceptado, durante una reunión familiar, de manera que al menos por unas horas, pudiera seguir disfrutando de su vida. Todos sus hermanos e incluso su marido, afirmaron que nunca la habían visto tan enojada como ese día. Su cara estaba completamente roja y tuvieron que soportar sus gritos por al menos treinta minutos. Además de eso, estuvo toda una semana sin hablarle, hasta que Harry decidió intervenir por la paz (y una vez que la situación había dejado de causarle tanta risa) y Ginny se dio cuenta que era algo estúpida su actitud. George había afirmado qué si Ginny, con el carácter que tenía, le había perdonado esa "alta traición" (como la pelirroja lo había catalogado a los gritos), nada que él pudiera hacer podría hacerla enfadar. "Incluso podrías casarte con una de tus primas y no le molestaría. Si juegas con los Puddlemere United y te perdonó..." Toda la familia Weasley había reído, aunque claro, a James y a Dominique no les había causado ninguna gracia, pero nadie lo había notado.

One-shots 《Scorly》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora