Y aquí estoy, repitiendo la rutina, esperando a que lleguen los versos a mi cabeza como cada vez que tengo que ir al baño. Con la guitarra en mi regazo, al lado mío un lápiz gastado ya sin borrador y un poco mordido, y una hoja de papel totalmente blanca, así tal cual como mi mente, en blanco, vacía. Necesito escribir algo, porque sino juro que explotaré con todo lo que tengo dentro.