Capítulo XXIV

5.6K 473 91
                                    

Kiara despertó alrededor de las seis de la mañana. Las pastillas habían hecho su trabajo y nada había turbado su sueño una sola vez en toda la noche. Su cuerpo se había sumido en un letargo profundo y las sábanas frescas no habían hecho más que acrecentarlo. León las había cambiado; lo sabía porque había dejado impregnado parte de su perfume en el cojín. Todo era calma, la corriente de un río melancólico, hasta que un ruido la devolvió a la realidad.

Trevor Wolf se había tropezado. A pesar de que ya entraban los primeros rayos de Sol por la ventana, no había visto la butaca frente a él.

-¡Mierda!- exclamó.

Por un extraño motivo, Kiara no se asustó. Se incorporó entreabriendo los ojos y cuando vio a su abuelo los volvió a cerrar unos segundos. Trevor dejó de soltar insultos cuando Kiara se llevó un dedo a los labios.

-No son ni las seis – susurró.

-Te he despertado – murmuró su abuelo sentándose a los pies de la cama.

-No pasa nada. Hacía mucho que no dormía tan bien.

Trevor estiró las piernas y se llevó una mano al costado. Llevaba el mismo traje que hacía dos noches y olía a una extraña mezcla entre sudor, alcohol, tabaco y tierra mojada. No era un olor desagradable, o al menos, a Kiara no se lo pareció. Se le veía cansado.

-Por supuesto. ¿Dónde vas a dormir mejor que en tu casa?

Se quedaron unos segundos callados. Era una situación para muchos violenta, pero Kiara estaba cómoda; las pastillas tendrían algo que ver en eso.

-Quise arreglar esto pero tu hermano es muy cabezota. Aquí solo hay trastos viejos y basura.

Lo dijo de una forma que habría sonado ofensiva para cualquiera, menos para Kiara.

-No hablas enserio.

Trevor crispó el rostro.

-¿Me estás llamando mentiroso?

-Has tenido veinte años hasta para quemar las cortinas.

Trevor la miró fijamente. Después sonrió.

-La niña nos ha salido gata.

-No he tenido muchas más opciones. La vida no se ha portado muy bien conmigo.

-Lo sé, Heaven. No creas que lo digo por decir. Si te digo que lo sé, es que lo sé. Fue error mío pensar que Rhett no te metería en sus gilipolleces con DD. Para cuando me enteré tú ya estabas en ese manicomio.

-Era un centro de ayuda psicológica. No me gusta hablar de eso.

Su abuelo la ignoró por completo.

-¿Por qué te metieron allí? ¿Se te fue la cabeza?

Kiara comenzó a comprender el principal problema de Trevor Wolf. Su madre había descrito de forma errónea su carácter en el diario. Lo que ocurría era que no le importaba lo más mínimo lo que los demás pudieran pensar. Lo soltaba todo sin más. Era como si el filtro en su cabeza no funcionara bien.

-Padecí un trastorno adaptativo – contestó Kiara.

-¿Qué es eso?

Kiara se humedeció los labios.

-Mi doctor me explicó que era algo así como un bucle físico. Yo creía haber asimilado bien lo que me había ocurrido pero no había sido así.

Trevor asintió.

-Como si hubieses perdido el sistema de referencia temporal. Como si estuvieras estancada.

Kiara nunca se había molestado en explicárselo a nadie porque no podrían entenderlo. Ni siquiera se acercarían a la verdad. Pero su abuelo sí lo estaba entendiendo.

Heroína (Saga Adrenalina III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora