Capítulo 29: "La maldición del Sean Marck Coast"

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—Hay que encontrar la manera... ¿Cómo hacer para vencer a la perra malvada del instituto? —inquiría Yuko exasperada al igual que yo al no encontrar una solución.

Estábamos en mi dormitorio, acostadas sobre la alfombra en dirección contraria con las cabezas juntas. Viene muy seguido a casa después de lo ocurrido, obviamente, las demás chicas no lo saben.

— ¡Es que no lo entiendo! ¿Por qué ella me haría algo así? Es frustrante, no recuerdo haberle hecho algo malo, algo por lo que ella quiera destrozarme la vida, Carly Willson... Apenas y la conocí el día de las audiciones.

—Tranquila, encontraremos la solución... Por ahora, las chicas te extrañan, tus comentarios groseros, tus bromas pesadas, tu sentido del sarcasmo, tu manera diferente de ver las cosas y sobretodo tus ideas para las rutinas.

—Y tú no sabes como yo las extraño a ellas, me encariñé mucho con ustedes, pero también me duele el hecho de que Cris y Dani no puedan confiar en mí.

—Todo ha cambiado, Dani es más exigente y Cris más superficial.

—Hay que encontrar la solución, lo más pronto posible.

—Cambiando de tema ¿Cómo vas con Bruno? Después de lo de Matt terminaste muy confundida.

—Ni me lo recuerdes... Sabía desde un inicio que no lo amaba pero ahora todo es tan vacío. Incluso sus buenos gestos y detalles no me ilusionan ni me enamoran. Al contrario, lo siento como un compromiso y no como un sentimiento.

—Entonces debes terminar con ello y darle una oportunidad a Matt.

— ¿Qué? ¡No! ¿Cómo le haré eso? Él lo odia, sería una estocada muy cruel de mi parte.

—Pero tampoco puedes seguir con esto que no te hace feliz. ¿No has hablado con Matt?

—No, me deja constante notas por todas partes pero no me le he acercado, tengo miedo de que aquel error vuelva a suceder.

—Y que te dejes llevar, otra vez —interrumpió.

— ¡Así no ayudas, Hamma!

—Ok, perdón... Pero no me puedes regañar por decirte la verdad.

No, esa no es la verdad. No le daré ninguna oportunidad a Matt porque no lo quiero, no lo conozco y ni siquiera me lo ha pedido, tampoco es que como si yo quisiera que me lo pida... Pero sin una propuesta, no hay nada que aceptar, me convenceré de ello.

Después de seguir charlando respecto al tema, y de otros en común, llegó la hora que partiera a su casa, donde se encontraría con Dani.

—Adiós, nos vemos mañana, Carol.

—Claro, adiós

—Mejora ese ánimo, volverás al grupo.

—Falta poco para la graduación, sinceramente, mis esperanzas son pocas.

—Te sonará cliché, pero todo va a estar bien.

—Si, me sonó cliché —sonreí y besé su mejilla cerrando la puerta después de verla salir por completo.

Le informé a Mario que no quería cenar, sin mis hermanos quienes aparentemente tienen más vida social que yo, prefiero no comer sola.

Subí a mi habitación para pasar el tiempo hasta que tuviera sueño, algo que últimamente hacia cada noche.

Después de una película, una buen baño de tina y vestirme con una blusa de tiras blanca transparente que resaltaba mi sostén del mismo tono con encaje y lazos rosas en conjunto con mis bragas, cepillaba mi cabello observando mi silueta reflejada en el espejo de cuerpo entero.

Infiltrada [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora