Llevábamos semanas sin apenas hablarnos a pesar de vivir en la misma casa. Cuando uno entraba el otro salía, nos dábamos un beso rápido por las mañanas antes de salir corriendo. Mario llegaba tardísimo a casa todas las noches y la mayoría de las veces me hacía la dormida cuando se metía en la cama. Ni siquiera sé por qué.
No porque desconfiara de él o estuviera celosa, sabía que el único capaz de robarme su atención era el trabajo, esa investigación que le tenía absorbido.
Y aunque no me lo reconociera a mí misma desde la visita de Daniel no me apetecía nada hacerlo con mi novio. Huía del sexo como de la peste, aunque por suerte Mario estaba demasiado ocupado como para preocuparse por nuestra vida sexual. Se lo estaba permitiendo de nuevo a Daniel, le estaba permitiendo apoderarse de mi vida.
Así que esa noche, cuando Mario se presentó con la cena, de un humor radiante y empezó a contarme la historia que le había tenido obsesionado últimamente no supe si ponerme a reír o a llorar.
- He dado con mi auténtico protagonista, creía que era ella, pero no. Es él, el chico, es carne de protagonista de novela.
- ¿Qué chico? – lo sabía perfectamente, pero tenía la tonta esperanza de que no hablara de Daniel.
- Daniel, el novio, amante, guardaespaldas, hombre de confianza, como quieras llamarlo. No te vas a creer lo que he descubierto de él. Apenas existe, es como si hubiera vivido siempre por debajo del radar de la Administración, de hecho hasta hace un año no tenía carnet de conducir... es más ¡No tenía documento de identidad hasta hace año y medio!
- Lo del carnet de conducir tampoco es tan raro, pero lo otro no creí que fuera posible...
- Pues lo es... pero si te soy sincero es lo de menos. Es "EL PERSONAJE" justo lo que necesitaba, un chico de la calle, que sobrevivía a salto de mata y ahora se pasea en coches de lujo y duerme en mansiones...
- Bueno, es una historia un poco trillada, ¿no?
- No, no si es real, pero es que eso no es todo, amor. Resulta que tenía una hermana, una hermana pequeña... murió o mejor dicho la mataron hace unos años, la chica debía de dedicarse al trapicheo, supongo que como él, aunque por aquella ya se ganaba su buen dinero peleando. Cuando su hermana murió él cambió de vida... y aquí entras tú, preciosa mía.
- ¿Yo? – la sangre se me heló en las venas.
- ¡Sí! Tu amigo... el pijo ese que estaba tan loco por ti cuando nos conocimos...
- ¿Fede? No estaba loco por mí, somos buenos amigos, eso es todo, me ayudó cuando más lo necesitaba.
- Pues me alegra saber que seguís siendo amigos, necesito hablar con él. ¿En qué mundo surrealista, tú tendrías algo en común con un personaje como este? – dijo señalando una foto de Dani bajando de un deportivo negro – no te lo vas a creer, tu amigo se dedicó a organizar peleas para disfrute de otros niños pijos como él, ¿lo sabías? – asentí y levantó las cejas sorprendido – pues era algo así como el representante de Daniel, de hecho él le ayudó a arreglar lo del entierro de su hermana, imagínate, toda la burocracia sin tener ni siquiera un documento de identidad. Quiero que me cuente cómo llegaron a conocerse... no he logrado dar con la conexión. Y necesito preguntarle si sabe cómo logro meterse en el círculo íntimo de Francesca.
- No creo que Fede lo sepa.
- Bueno, al menos me podrá contar cómo se conocieron...
- Yo también te lo puedo contar.
- ¿Cómo? – se sentó frente a mí con los ojos muy abiertos.
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Te encontré en el infierno.
RomanceSiempre pensé que mi vida era perfecta. Tenía todo lo que el dinero podía comprar y creía que en ello residía la felicidad. Estaba encantada siendo la niña mimada de papá, como si eso me hiciera invulnerable. No sabia lo equivocada que estaba y me...