1 de Febrero de 2001.
Giras un poco sobre la cama, pero sigues con los ojos cerrados. Te opones a abrirlos porque, anoche, te quedaste despierto hasta tarde. Habías ido a visitar a tus compañeros de la Asociación. Pero claro, cuando giraste para tu izquierda, enfocándote hacia la ventana, ésta estaba abierta y todo el sol entraba de lleno. Igualmente, continuaste con los ojos cerrados. No tenías ganas de abrirlos.
-A ver, a ver... -y la voz de ella siempre obliga a que sonrías. Entonces sí te refriegas los ojos y los abres apenas. Eres medio chino, por la mañana. Y a ella le encanta- buenos días -lo dice cantarina. Lo primero que visualizas, es la tripa. Esa tripa inmensa de ocho meses y medio. Después está la bandeja, que apoya sobre los pies de la cama, y su rostro. Su sonrisa de siempre- buenos días , papá -se acuclilla, despacio, a tu lado, y acaricia tu cabeza. Sigues dormitando, pero la estás mirando.
-Hola -la voz ronca y gastada, de recién despierto. Ella se acerca y planta un beso en tus labios.
-Feliz cumpleaños -lo dice suavecito, con las frentes pegadas.
-Gracias -y sonríes.
-Traje el desayuno para tres -se levanta y da la vuelta, alrededor de la cama, para sentarse a tu lado, y apoyar la bandeja entre los dos- leche con chocolate y tostadas, para ti. Nosotros nos quedamos con el café con leche, jugo exprimido de naranja, tostadas con dulce de leche y galletitas de chocolate, rellenas.
-La rellena eres tú, mi amor -lo dices riendo, mientras te colocas bien, apoyando la espalda sobre el respaldo de la cama.
-Sí, lo admito -y no se enfada. Cualquier otra mujer te hubiese girado la cara de una bofetada- pero bueno, tengo otro ser dentro mío. La gente me entiende -unta una de las tostadas con queso blanco y mermelada de frambuesa, y se la lleva a la boca- ¿Cómo comenzó éste nuevo cumpleaños? Ya van veinticuatro pirulos, eh. Estamos más viejitos -y se limpia los vestigios de tostada que quedaron alrededor de su boca.
-Bien, yo que sé. Igualmente, me cuesta un poco sentir que es mi cumpleaños -revuelves la taza de leche con chocolate- más allá de que hace un año, sé en verdad quien soy... me cuesta.
-Claro, te entiendo. Pero todo a su debido tiempo ¿no? -y asientes- aparte, mirale el lado positivo -mira hacia arriba y nunca deja de masticar- tienes dos cumpleaños al año. Doble regalo -y os reís.
Y seguis hablando todo lo que queda de la mañana. No os quereis levantar de la cama. Es un sábado para pasarlo dentro de la casa, en el cuarto, leyendo un libro o mirando a través de la ventana. Pero es tu cumpleaños, y por eso vienen todos a casa de tu novia. Tus miles de tíos, tus abuelos y tus cuatro primos. También va a venir Victoria. María Rosa no quiso tomar presencia, pero sabes que muere por estar a tu lado. Tus compañeros de la Asociación también quisieron estar presentes, por eso mismo los invitaste. Serían un batallón de personas dentro de la casa de tu novia. Ya que estamos, agregamos que Javier te echó la bronca porque no sabe donde meter tanta gente, diciendo que te tocó una familia demasiado numerosa.
Jade se acuerda tarde que tiene que entregarte el regalo y ries porque no encuentra la bolsa dentro del armario. Una embarazada fuera de su eje, te causa gracia. Y, cuando la encuentra, sonríe y te la entrega en mano. Le agradeces, con tres mil besos, el conjunto de ropa que te compró. Igualmente, tenías en claro que, el mejor regalo, era ese bebé que estaba por nacer. Esa tripa que no te cansabas de acariciar. Y ella se pone sensible y se le escapan las lágrimas. La abrazas un ratito hasta que se abre la puerta, así sin pedir permiso, y Josefina ingresa a la habitación, con su pijama blanco a rayas fucsias y su pelo atado en una coleta, algo despeinada. Grita apenas te ve y te ríes. Comparte la locura con su hermana. Te grita un ¡Feliz cumpleaños, Haroldo! y salta arriba de la cama para ahogarte en un abrazo. Te entrega el regalo y también le agradeces los cd's de los cantantes españoles. Josefina es nacional, a tope. Cuando decides cambiarte, estrenando la ropa que te regaló tu novia, y bajas las escaleras, Cecilia te abraza fuerte y susurra en tu oído el feliz cumpleaños. Javier se levanta del sillón tras un te saludo por pura cortesía. Me embarazaste a la nena y eso no te lo perdono, pero te abraza bien fuerte. Más fuerte que su mujer.
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Incógnita | Jarry | {Adaptación}
FanfictionHay que saber quienes fuimos Para saber quienes somos. Hay que saber que pasó, Para saber que cambiar. ©I do not own anything. Todos los derechos reservados a la autora. Esta novela NO está escrita por mi y no ha sido revisada desde que la adapté ha...