Capítulo 7

6.2K 730 29
                                    

Llevo aproximadamente dos semanas con los Kirkpatrick, aprendiendo sus costumbres y un poco su idioma, aunque es bastante difícil. La familia está compuesta por; la anciana llamada Leila; su hijo el Señor James y la esposa de este Lorabeth y sus cinco hijos. Gracias a sus consejos he aprendido bastante sobre plantas medicinales y yo les enseño lo que pueda serles útil para sus cuidados como enfermera. Para que así puedan tener una mejor salud, en estas condiciones tan arcaicas. La verdad es que me han acogido sumamente bien, a pesar de que piensan que soy inglesa y como están en guerra, es bastante complicado que me den refugio, puesto que si alguien se enterara sus vidas correrían serio peligro.

Les conté a los Kirkpatrick, algunas historias de lo que sucedió en el futuro y lo mas increíble, fué que en ningún momento dudaron de que venía del futuro; por el contrario, creyeron en mi y me preguntaban muchas cosas a las cuales yo respondía. Un día uno de los hijos de Lorabeth encontró mi bolso y me lo llevó para preguntarme por esas extrañas cosas que llevaba en el y así pude explicarles para que servía un cepillo de dientes y la pasta dental y algunos medicamentos y demás cosas que para mi eran comunes y para ellos un tesoro.

-Milady, estas cosas que nos ha contado son tan interesantes y con mi esposo nos preguntábamos si usted estaría dispuesta a ser la profesora de nuestros hijos, sabemos que no tenemos con que pagarle, pero en el pueblo no hay escuelas y solo los hijos y gente del castillo MacHunter tienen derechos a aprender a leer y sumar.-dijo mientras retorcía entre sus manos  la vieja tela de su vestido.

-Lorabeth, me encantaría enseñarles a leer a tus hijos  y no te preocupes por pagarme nada si con tu amistad es mas que suficiente para mi, solo te pido que me ayudes a comprender el por qué estoy en este lugar y por qué he viajado en el tiempo.

-Eso es algo bastante difícil de descubrir pero te prometemos nuestra ayuda.-dijo sonriendo y mostrando su blanca dentadura.

Así transcurrió otra semana y mo habíamos hecho progresos con mi investigación, pero los niños aprendían bastante rápido a leer y a sumar, eso me llenaba de orgullo y alegría. Pero un día, mi estado de ánimo y el de todos disminuyó abruptamente, nadie comprendía el por qué pero continuamos con nuestra rutina, cosechar verduras y ordeñar la cabra por la mañana, mientras Lorabeth y su suegra preparaban la comida, yo tenía en mis brazos al pequeño Theo de seis meses. De pronto el grito de un hombre rompió el silencio que había en la casa, rápidamente le pasé a Theo a Lorabeth y le ordené que se quedara dentro de la casa y yo salí a ver que sucedía. Pude ver en la colina un grupo enorme de jinetes armados hasta los dientes, con banderas negras y todos vestidos también de negro, parecían ángeles de la muerte. Todos llevaban cascos negros, pero el que parecía el líder solo llevaba su cabello tan negro como su armadura al viento. Al ver esto corrí dentro de la casa a advertirle a Lorabeth, ella corrió despavorida fuera de la casa, llamando a grito a sus cuatro hijos y a su esposo quienes se encontraban jugando fuera de la casa, la anciana que tenía en sus brazos a Theo, me lo entregó y corrió también fuera. Les grité que no lo hicieran, que se quedaran dentro de la casa, pero fué inútil e igualmente salieron, el pequeño que estaba entre mis brazos comenzó a gimotear, pero rápidamente lo mecí para que no llorara y milagrosamente se calmo y me miró con sus grandes ojos azules. Salí a mirar que pasaba y para volver a gritarles que ingresaran a la casa, cuando vi que los soldados bajaban al galope y rodearon a la familia.

-Vaya, vaya... pero si son los insípidos Kirkpatrick, la familia mas miserable de toda Escocia.-exclamó el líder, mientras sus asquerosos hombres reían y el apuntaba con su espada al cuello de James.

-Aléjate de mi familia, sucio bastardo.-Gritó James y el rostro del guerrero se transformó en una máscara de ira y sin misericordia cortó la cabeza de James. 

Mientras la pobre Lorabeth gritaba y lloraba por su marido y sus pobre hijos también lloraban y la pobre madre de James, se levantó del suelo y gritaba en su idioma, solo pude deducir que le insultaba y le maldecía por haber asesinado a su único hijo. Mi corazón nuevamente dolió, cuando otro guerrero atravesó con su espada el pecho de la pobre señora. Mientras los sucios guerreros masacraban uno a uno a los niños, ya mi corazón no daba mas, sentía que en cualquier momento colapsaba, era tanto el dolor que mis lágrimas caían por mis mejillas y no me di cuenta hasta que Theo inocentemente coloco una de sus manitos en mi mejilla. Rápidamente me escondí tras de un arbusto y vi como cinco hombres agarraban a Lorabeth y la despojaban de sus ropas para uno por uno lastimarla de la peor forma en que un hombre puede destruir a una mujer, voltee mi rostro y vomite lo poco que había desayunado, mientras Theo me miraba con sus inocentes ojos.  un momento pude ver a Lorabeth y ella conecto mi mirada y sin necesidad de palabras pude sentir lo que me dijo: Protege a mi pequeño Theo y huye. Lo prometo, susurré mientras el último soldado que se aprovechó de ella le atravesaba el corazón con su espada. Ahí fué cuando mi corazón se rompió en mil pedazos y sentí que ya nunca sería el mismo, todo esto fué por mi culpa y para tratar de ayudar en algo, prometí cuidar con mi vida al pequeño Theo. Corrí hacia la casa antes de que me vieran y me escondí con Theo en el sótano oculto que había en la casa.

  -Dios mío, qué cosa tan horrible, pequeño Theo-susurré al oído del bebé mientras las lágrimas no dejaban de fluir.- ¿Qué vamos a hacer?. Mientras estábamos escondidos, mecía al bebé para que no llorara y así nos encontraran, pero el bebé nunca lloró y por eso daba gracias a Dios. 

De pronto se oyeron pisadas sobre nuestras cabezas y hombres riendo y hablando en gaélico escocés, no podía entender todo lo que decían, solo algunas palabras como; mujer, guardián, collar, morena y muerte. Estuvimos como por media hora ocultos y cuando ya no sentí ruidos, me levanté con Theo y salimos de nuestro escondite. La casa estaba destrozada, muebles rotos, ventanas rotas y todo lleno de lodo, salí fuera de casa con Theo aún en brazos y los demonios ya se habían ido, por lo tanto fuí donde estaba la familia masacrada. Lentamente caminé hacia ellos y las lagrimas no dejaban de caer. Me dejé caer de rodillas al lado de Lorabeth y lloré.

  -Dios mío, Lorabeth, estás viva-con lágrimas en los ojos, tomó a Lorabeth y la abrazó- querida, por favor no te mueras, te ayudaré y sobrevivirás. 

 -Elayne... por favor...s...sal...salva a m... mi bebé-con un susurro apenas audible Elayne oía todo lo que Lorabeth le decía- Pro... prométeme que... que cuidarás de mi pequeño Theo, por favor te... te lo ruego-llorando Lorabeth rogaba a Elayne. Tomando la mano ensangrentada de Lorabeth Elayne susurró.

-Te lo prometo, Lorabeth... mientras yo viva, nadie va a tocar al pequeño Theo, te lo juro. Y mientras le juraba esto, Lorabeth sonrío y exhaló su último aliento.

 



A Través Del TiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora