[E] Kiss Me Like Nobody's Watching (Saga: Out Of The Woods)

Capítulo 7

Drew

Cuando yo tenía veintidós años la persona que más admiraba falleció. Esa fue la primera vez que mi corazón se rompió y solloce durante horas en el silencio de mi oscura habitación.

Intente duramente recomponerme, quería ser fuerte por mi abuela, ella había perdido a su esposo, su mitad, la persona con la que había pasado toda su vida. Entendía su dolor. El abuelo Gilbert también era con quien yo había pasado toda mi vida, de una forma diferente. Pero así era, y lo idolatraba. Era ese tipo de persona que no le da la espalda a nadie y estar siempre ahí cuando lo necesitas.

No podía asimilar el hecho de que la persona que me hubiera salvado la vida ya no estuviera conmigo. Oí muchas veces que todos nos recomponemos de aquellas perdidas, sin embargo, no lo veía posible en ese momento. Me mostré siempre inexpresivo al respecto, no demostré debilidad alguna salvo con Nana. Ella de alguna manera sabia lo difícil que era para mí.

Nuestra pequeña familia estaba quebrada y la pieza más importante se había ido para siempre. Me mentalice esto a medida que iba pasando el tiempo y me recomponía poco a poco. Mi corazón se volvió tan duro que no deje a nadie entrar en él. La única persona que quería era Melissa. No existía nadie más.

Unos meses después continuamos con nuestras vidas normales tal y como el abuelo hubiera querido. Yo me hice cargo de sus negocios junto con Nana. No significo ningún tipo de obstáculo tenerme a su lado, ya que Gilbert me había enseñado todo lo que necesitaba saber acerca de administración.

Nos informaron sobre el testamento y la herencia. El abuelo nos había dejado generosas sumas de dinero a sus tres únicos parientes, sin condiciones. Nada de esperar hasta cierta edad para recibirla, como normalmente hacen con los menores. Alice pudo tener su parte enseguida y fue puesta en el banco al igual que el resto. El abuelo Gil escribió que podíamos hacer lo que quisiéramos con ellas. Siempre dándonos la libertad de decidir por nosotros mismos. Porque siempre confió en que fuéramos sabios al tomar decisiones.

Sabía que Nana guardaba su parte para dejárnosla a mí y a Alice, ya que ella tenía suficiente dinero sin necesidad de sumarle la herencia. Mi hermanastra mientras tanto, pensaba usar su parte para viajar. Lo que significaba, gastarlo todo en un sueño egoísta.

Yo administré e invertí mi parte en nuevas empresas, poco a poco fue incrementando hasta cuadriplicar la cifra original. Mi abuelo siempre había dicho que yo era un genio de los negocios, y estaba listo para demostrarlo.

Trabajaba duro toda la semana y salía con algunos amigos los fines de semana. Los viernes generalmente iba a la casa de alguno de mis amigos, donde todo el grupo habitual se reunía y charlábamos, bebíamos y nos gastábamos bromas. Los sábados salíamos a algún bar o club, ya no hacia eso de lanzarme a la pista de baile con alguna chica como antes. Ahora ellas venían a mí, coqueteaban y si daba el caso, íbamos a algún hotel caro, de donde me iba una vez que hubiera acabado con mi asunto. Regresaba silenciosamente a casa durante la madrugada y el domingo me levantaba temprano para pasar el día con Nana, aunque eso significara estar con la tonta de mi hermanastra.

No existía relación entre nosotros, mas allá de todos los intentos de Nana por hacerme quererla. A raíz de su estúpido deseo de viajar, se creó una relación de tensión entre Alice y yo. Cada vez que nos dirigíamos la palabra terminaba en algún tipo de discusión que realmente hubiera deseado evitar. Nana quería que yo acompañara a Alice a realizar el viaje que tanto quería, porque sería bueno para mí también y podríamos estrecharnos en una relación de verdaderos hermanos y bla bla bla. Cuando Nana lo decía, me quejaba con algún que otro vago comentario, pero cuando Alice sacaba a colación el tema, me hervía la sangre y no podía no discutir con ella. No la soportaba. Y no había forma de que yo hiciera un viaje con ella, más cuando era indefinido y sin un rumbo fijo.