capítulo 3

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-Buenas tardes, señora Hanna-saludo respetuosamente apenas la joven mujer abrió la puerta de la gran casa -¿Dónde está?


-Hola Lau. Está jugando en su cuarto. Vuelvo en dos horas. Cualquier cosa me llamas al celular- Hanna cerró la puerta tras de ella y salió confiada en la seguridad de su pequeño de dos años.


A Laura le encantaba pasar tiempo con el niño, éste era muy tranquilo y se la pasaba dibujando o jugando con sus peluches. Al entrar y ver todos esos muñecos no pudo evitar recordar a Junior, Mark y a los demás.


"Jackson, JB, BamBam, Yugyeom, Júnior, Mark y ese otro..." los nombró a cada uno, recordando sus rostros y pensando en ese último que había permanecido en silencio. Siendo honesta, había pensado en que no volvería a verlos, pero su celular... Recién cuando la mujer lo mencionó Laura recordó que había dejado su celular en aquel lugar. No tenía otra opción que volver a verlos y la verdad es que no quería. No después de haber salido prácticamente corriendo, dejándolos colgados con todas sus buenas atenciones.


-Que vergüenza...- suspiró por décima vez esa tarde y se encaminó a la panadería, ya era de noche pero estaba segura de que allí todavía estaban trabajando.


-¿Qué pasa? Es raro verte tan tarde- la saludo la cajera mientras hacia la rendición del día.


-Recién salgo del trabajo, ¿Habrá algo que pueda llevar?- no quería ser mal educada pero no tenía muchas ganas de hablar. Estaba concentrada armando su disculpa y visualizando como sería verlos de nuevo. Sentía que había pasado mucho más tiempo que sólo unas horas y no sabía que seria peor...


-¿Algo dulce...?- preguntó la panadera, extrañada por el actuar de Laura.


-Si...si-respondió distraída.


Minutos más tarde salió del local cargando un paquete y sin la más mínima idea de que era lo que contenía. Tardó poco más de una hora en llegar hasta la casa de esos jóvenes, no recordaba que el camino hubiese sido tan largo en la mañana.


Parada frente al portón. Titubeo varias veces antes de presionar el timbre, pero realmente necesitaba recuperar su celular. Comprobó la hora en su reloj de muñeca y se frustró al darse cuenta que llevaba 15 minutos mirando el timbre con miedo. Se armó de valor y apretó con decisión. El corazón le latía con rapidez y los nervios no la dejaban mantenerse quieta. Sin embargo nadie salió. Volvió a intentar tres veces más antes de rendirse.


//


Cuando la minivan se estaciono en la entrada un sorprendido Mark se encontró con un paquete sin ningún tipo de tarjeta que dijera quien lo había dejado.


-¿Qué es?- Yugyeom de colgó del hombro de su compañero, intentando abrir el paquete, sin éxito ya que Mark esquivaba hábilmente cada manotazo suyo.


En medio del forcejeo, al que también se había unido un divertido BamBam, Mark terminó tropezando con el cordón de la vereda. Para su suerte Jackson llegó justo a tiempo para que no se golpeara contra el suelo.


-Tengan más cuidado-regaño a los menores del grupo, a la vez que se aseguraba que Mark ya estuviera bien estable.


-Déjame ver- intervino Jb estirando la mano hacia el mayor. Cuando tuvo el paquete en su poder, bajo la atenta mirada de los demás integrantes ingresó a la casa.


-¿Qué pensas? ¿deberíamos abrir y ver que tiene?- preguntó el líder a Youngjae. Este lo miro encogiéndose de hombros.


-Sólo hay que tener cuidado-acotó Júnior -puede ser cualquier cosa...


-¿A ninguno de le cruzó por la cabeza esa chica...?-inquirió Jackson. Los seis lo miraron, como siempre era él quien exteriorizaba los pensamientos del grupo. La idea de que fuera ella, sin una razón en particular los hizo sonreír.


-En ese caso...-habló Youngjae tomando el paquete entre sus manos- es mejor que veamos que trae- los demás rodearon a su compañero, expectantes.


-Son masitas...- se pudo distinguir cierta decepción en la voz de Jackson. Todos se habían quedado en silencio, con la vista clavada en los dulces como si estos pudieran darles la respuesta que cada uno buscaba.


-Permiso. Gracias- la mano de Mark se coló por entre los cuerpos de Yugyeom y BamBam, tomando un par de masas entre sus dedos. Para cuando sus compañeros reaccionaron, él ya caminaba hacia su habitación.


-¡Mark esperame!- Jackson imitó a su amigo y salió detrás de él.


-Coman si quieren-finalizó Jb, dejando la pequeña fuente sobre la mesa. Y retirándose a su habitación, seguido por Youngjae.


Los tres restantes se miraron por unos segundos y comenzaron a reírse, intentando quitarle tensión al asunto. Al final cada uno se fue a la cama sin tocar el paquete.


Lo curioso fue que a la mañana siguiente sólo se encontraba el envoltorio vacío sobre la mesa...


//


-¡Esto es increíble!-se quejó Laura, tirándose de nueva cuenta a su cama. La mañana había comenzado tibia y optimista, todo lo contrario a la joven que se retorcía entre las sábanas. Algo molesta recordaba la noche anterior y se preguntaba cuanta mala suerte podía tener una persona. Después de su intento infructuoso por recuperar su celular, no le quedó otra, que volver a su departamento con las manos vacías, y como era ella tan...ahorrativa no quiso tomarse un taxi. En el camino cuando, estaba esperando para cruzar la calle, un amable conductor paso muy cerca de la vereda vaciando el charco que había al costado, con admirable puntería, sobre una sorprendida muchacha.


Esta de más aclarar que ahora eran los taxis los que no la querían a ella... En ese momento pensó en volverse a la casa de esos chicos y pedirles ayuda pero rápidamente descartó la idea, no tenía como saber si ellos ya habrían vuelto. Lo mas seguro era seguir rumbo a su departamento y así fue como terminó caminando empapada más de 20 cuadras sin que nadie la ayudase.


Desde la ventana de la habitación, un buzo liso de color marrón ondeaba dándole los buenos días.


-¿De cual de ellos será?-suspiró a la vez que se acercaba con intenciones de tocar la prenda. Luego de mirarla unos minutos, sonrió para si misma, sintiéndose tonta por esperar que esa tela le diera la respuesta que quería.

Sintiendo más de Lo Que Se Debe... Got7 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora