Son las 5:00 madrugada y no he conseguido dormir en lo absoluto. No se lo que me pasa. Los últimos días han sido una tortura, demaciada tarea destinada a la universidad y poco tiempo para dormir, lo siento, me corrijo, sin tiempo para dormir. Hoy es miércoles. Esto me esta fastidiando demaciado, cuando por fin tengo tiempo para dormir, no consigo hacerlo, ya tengo ojeras enormes. Creo que eso se debe a que siento una precencia, creo que alguien siempre me esta observando o siguiendo por los pasillos de los edificios. Seguramente es producto de mi imaginación, ya que practicamente soy un muerto viviente.
-¿Alessandra? -escucho que dice debilmente la voz de Matt, mi mejor amigo y compañero de departamento.
-¿Qué pasa? -contesto.
-¿Aún sigues despierta? -dice y yo solo le respondo con una leve risa invisible ante la oscuridad.
Curso la carrera de psicología, al igual que Matt, aunque el es 2 años mayor que yo. Siempre intento obtener las mejores notas, digamos que mi promedio es de 9.5, lo que implica mucho esfuerzo y sinceramente, me estoy cansando, ya que todo mi tiempo esta dedicado a esto. Hasta ahora, han sido 2 años de no poder pensar en nada mas que la universidad. Cuando menos lo espero, escucho el despertador de mi compañero vibrar, eso me indica que ya es hora de comenzar a prepararme para un día mas de rutina. De camino al baño, recuerdo que es día de la exposición de un proyecto en el cual he trabajado durante un largo tiempo, así que me reanimo y comienzo a arreglarme un poco mas de lo que suelo hacer. Me maquillo como diariamente lo suelo hacer, acomodo mi rebelde largo cabello castaño, cepillando de raices a punta, sintiendo como mi brazo se cansa y mi cuero cabelludo duele con los estirones. Una vez que me he peinado y maquillado, salgo de el baño y comienzo a elegir la ropa que hoy voy a llevar. Despues de unos minutos viendo fijamente las prendas, decido por un vestido a medio muslo negro. Unos instantes despues de haberme vestido, Matt entra al dormitorio todavia algo dormido, con solo una toalla enrollada en su cadera y me mira fijamente.
-...¿Estás bien? -dice con preocupación.
-Claro, ¿a que viene esa pregunta? -digo y ladeo un poco la cabeza.
-No, a nada, simplemente me preocupo por ti, Bellamy -dice y me guiña el ojo.
-Esta bien, ahora vengo, voy a recoger algo con Rose de el proyecto -dije y el solo movió la cabeza en respuesta.
Salí de el departamento y me dirigí a la habitación de Rose, una chica la cual no me agrada del todo, pero sin embargo ella me ayudo a completar el proyecto en partes que no lograba descifrar o comprender. Al llegar, ella solo me entrega una carpeta y dice lo necesario, para después cerrarme la puerta en la cara. He recordado el porque no me agrada.-Alessandra Bellamy es su turno señorita -anuncia el Profesor Allen acomodando su corbata tinta, un profesor muy joven.
Nerviosa, comenze la exposición con voz firme y segura de cada palabra que salia de mi boca en aquel momento. Sin embargo, mi mirada en ocaciones se desviaba hacia ese imponente chico de cabello rizado castaño, tez ligeramente morena, camisa de mangas largas negra, y hermosos ojos verde pálido que se encontraba al fondo. Cuando lo miraba, el también lo hacia, solo se limitaba a sonreir y mirar a otro lugar que no fueran mis ojos; por una ocacion que nuestras miradas se conectaron, perdí mi diálogo. Al terminar mi exposición, el profesor decide cuestionarme hacerca de lo que habia hablado. Al ejecutar sus dificiles pero no imposibles preguntas, pregunta al resto de alumnos si tienen alguna duda. Varios levantan la mano, inclullendolo a el, el chico de ojos verde pálido. Decido entre varios chicos y cuando por fin llega el momento de elegir a quien dar la ultima palabra, lo eligo a el.
-¿Cuál es tu pregunta? -digo dirigiendome a este chico con una cálida sonrisa.
-Bien, mi pregunta es, ¿de verdad entiendes todo lo que acabas de decir?
-..Si, claro que si- respondo en un tono serio.
-La comprensión del cerebro humano va mas allá de solo cuestionarlo y llevarlo a laboratorios. Si quieres intentar acercarte a alguien... No intentes cuestionarlo cada cinco minutos -me guiño un ojo. -Lo vas a alejar. Confía en mi.
-No se ha que te refieres.
-A ver, jóvenes. Esto no es un debate o algo similar -intervino Allen.
-Esta bien, lo entiendo, pero una pregunta, profesor -dice para después dedicarme una sonrisa. -¿Llevarias a tu hijo a un consultorio en donde el "psicólogo" no tiene la menor idea y no le interesa lo que le suceda a su paciente?
Allen se aclaró la garganta.
-Nadie lo haría.
-Exacto.
-¿Podrías solo hacerme la pregunta? Porvafor -alze la voz.
-No es una pregunta, es un consejo: no hagas esto solo por la calificación, en realidad no sirve de nada allá afuera, hazlo por la experiencia y el conocimiento. La vida no te pide permiso o, una boleta de calificaciones, para que te sucedan las tragedias más traumáticas.
-No entiendo.
-Algún dia lo haras, hermosa.
Todos comienzan a dar alaridos, yo solo me quede parada, ahí, enfrente de todos, realmente sorprendida por lo que acababa de precenciar. Mi mente se llenó con los absurdos rumores que corrían alrededor de el. Sinceramente tengo que admitir que era realmente atractivo. Pero ese fue un comentario muy fuera de lugar, con términos que no logré descifrar.
-¿Y bien Srta. Bellamy? -dice el Profesor Allen mirandome.
-¿Qué? -digo, aun sorprendida.
-Darragh, cuidado con esas pequeñas muestras de cariño -dice Allen, señalandome.
"Darragh" repito en mi mente. Finalmente recojo mis cosas, se termina la clase y todos se van, incluyendo el Profesor, dejandonos solos a mi y a Darragh. Ignorandolo, termino de arreglar todo y salgo de el salón apresurando mis pasos.Ya habían pasado un par de horas, yo estaba caminando con la mirada perdida entre las diminutas letras de una novela. En mi corto camino encontré una banca. Me senté en ella, rezando las lineas de mi lectura.
-¡Alessandra! -escucho que alguien grita mi nombre, así que me vuelvo para verificar de quien se trataba.
-¿Louis? -digo sorprendida y un poco molesta por lo ocurrido.
-¡Hola! Oye, no estarás molesta por eso, ¿verdad? -dijo poniendo una amplia sonrisa.
-Claro que no -mentí.
-Era solo una broma, espero que no lo hayas tomado tan en serio.
-No, claro que no -le respondí siendo cortante.
Volví a mis líneas y el se sentó a un costado mio.
-Me gusta ese libro.
Lo miré a los ojos.
-Porfavor, no sabes cuál es.
-Lo sé. "Los Miserables". Vi la portada cuándo saliste corriendo.
Crucé las piernas y volví a mi lectura con indiferencia.
-Se supone que deberías seguir la conversación. Hablar de la temática tan triste del libro o del buen clima del lugar.
-Creo que es bastante evidente que no lo haré. Así que si me permites...
Cambié de página. Sentía su fija mirada en mi. Continúe con un par de palabras más, tratando firmemente concentrarme de nuevo.
-¿Tienes algo que hacer mañana por la tarde?
Cerré el libro y lo miré.
-¿Quieres invitarme a salir, después de haberme humillado de esa manera? No fue gracioso.
-No lo hice.
-Lo hiciste.
Rió.
-Entonces, ¿aceptaras?
-No.
-Oh, vamos Alessandra. Te llevaré a un lugar asombroso.
-He dicho que no.
-¿Paso por ti a tu departamento?
-¿Qué? Te dije que no. Punto.
-¿O prefieres hoy por la noche? Te llevaría a cenar a el restaurante que más me gusta de la ciudad. Aseguro que te encantará.
-¿Sabes, Darragh? Si tu intención era persuadirme para invitarme a salir, tu maniobra fue muy desagradable.
-Fue solo un juego.
-Un horrendo juego.
Abrí una vez más el libro, comenzando con un nuevo capítulo. Pasaron un par de minutos en silencio, en ocaciones lo miraba de reojo. No hacía más que mirarme.
-Sigue haciéndolo.
-¿Disculpa?
Pasó un brazo por el respaldo de la banca.
-Susurras las lineas al leer. Sigue haciéndolo, me gusta como se escucha.
Fruncí el ceño.
-Haré lo posible por mantener la boca cerrada. Gracias.
Sonrió sutilmente.
-Me mirabas allá dentro, ¿cierto?
-Porfavor, no me pongas de excusa. Tu eras el que no paraba de mirarme.
-Estabas exponiendo, era obvio que tenía que mirarte, sin embargo tu tenías la desicion de mirarme, o no.
Abrí la boca, intentando defenderme con algún argumento en su contra. No encontré nada.
Alzó las cejas. Sonrió.
-¿A las 18:00 te parece bien?
-¡No! Yo... Louis... Bueno... ¡No!
Me levanté de la banca, tomando mis cosas.
Me aleje del lugar lo más rápido que pude sin mirar atrás.
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Nudillos Rotos y un Cigarrillo
Teen FictionSus nudillos estaban sangrados, sus ojos cansados y su cabello alborotado. Una vez más, era el caótico hombre que había conocido. -Dí que tengo razón -susurró. -La tienes: nos amamos, y así será para toda nuestra eternidad. Así será, hasta que dejes...