La residencia perdida. Elena González.

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Pablo, querido Pablo.

Creo que empezaré mi carta así. Veía a mis padres escribir cartas de vez en cuando, y muchas empezaban así... Lo que no sé es cuántas veces hay que decirlo.

Pablo, querido Pablo, no te asustes, diles a tus amigos que no se asusten.

Soy yo, Laura.

Sólo quería llamar vuestra atención.

En cuanto entrasteis por primera vez en mi finca, supe que érais diferentes. No érais como todos aquellos niñatos que se solían colar en mi casa, rompiendo cosas, faltándonos al respeto. Vosotros buscábais algo en concreto.

Me buscabáis a mí, eso me emocionó. No tengo muchos amigos. El resto de espíritus de la casa son tan malos... Pensé que podría jugar con vosotros un poco.

Pablo, querido Pablo. Raquel parecía muy maja, así que fue la primera con la que intenté comunicarme. Conseguí balancear un poco el columpio, pero parece que no se dió cuenta...

Intenté abriros la puerta, pero en esta forma, es muy difícil hacer las cosas. Quería que entrárais lo más pronto posible. ¡Hacía mucho que no podía jugar con alguien!

Me alegré bastante cuando encontrasteis otro sitio por el que entrar. ¡Bravo! Tenías razón cuando dijiste que allí había entrado mucha gente, como dije antes, eran malas personas... Solo buscaban divertirse, sin tener en cuenta a quien podían enfadar... Muchos llevaban botellas raras, otros sprays de pintura... Ensuciaron nuestra casa, rompieron nuestras cosas... ¿Por qué?

Intenté decirles a todos ellos que aquello no estaba bien, pero nadie se molestó en hacerme caso, como siempre... Simplemente acabaron yéndose al rato, sin jugar conmigo...

Pablo, querido Pablo, encontraste mis medicamentos. Mamá solía decir que no está bien fisgar en esas cosas... Pero os lo perdoné. Seguíais siendo las personas más respetuosas que habían pasado por allí en mucho tiempo.

Raquel estaba algo vulnerable en ese momento, así que decidí probar a comunicarme con ella... Sólo conseguí asustarla. ¿Por qué siempre pasaba lo mismo? ¡Sólo quería saludar! Parece que tu amigo Toka también me escuchó... Pero ninguno de los dos entendió mi saludo...

Visteis los periódicos del suelo... Eran de mi padre. Nunca supe porqué le gustaba tanto agosto...

Volvisteis a preguntar si había alguien por allí, pero esa vez no fui yo quien intentó abriros la puerta. Los otros espíritus empezaban a darse cuenta de que habíais llegado... A ellos no les gustan mucho las visitas. por suerte, no os disteis cuenta... No quería que os marchaseis.

Toka mencionó que estaba angustiado... Otro de los espíritus intentaba poseerle. Conseguí espantarlo, aunque me hizo un poco de daño... Me prometí a mi misma no llorar delante de mis nuevos amigos, así que eso hice.

Te asustaste bastante cuando te cogí del abrigo... Lo siento, no era mi intención. ¡Pero al menos te diste cuenta de que estaba allí! Aunque parece que Eli lo pasó peor que tú...

Pasasteis al lado de una ventana por la que podríais haber entrado, pero no os disteis cuenta. Le di un golpe a la persiana, pero solo sirvió para aumentar vuestro temor...

Un espíritu movió el columpio. Tenías razón al decir que no había viento... Deberíais tener más cuidado.

Conseguisteis entrar por el torreón, al fin. No te angusties, a los otros chicos les tomó el mismo tiempo que a ti averiguarlo... Te sorprendieron los muebles, ¿verdad? Mis padres no soportan el desorden, así que cuando vienen visitas, acostumbran a dejar todo como estaba antes... Seguían ordenando mientras vosotros estábais en casa, perdón por el susto que te dieron...

En mi salón, me dieron ganas de llorar. Creíais que nosotros colocábamos así las sillas... No fuimos nosotros... Fueron ellos... Me hubiera gustado poder explicaros todo, pero me cuesta mucho susurrar cosas a gente del Otro Lado... ¡Imagínate hablar! Lo único que puedo hacer decentemente es escribir... Y mis profesoras siempre se quejaban de mi mala letra.

Del salón pasasteis a mi habitación... Mi hermano ya estuvo descolocando mis cosas. ¡Mira que poner ahí mi silla! Luego soy yo la que ensucia todo...

Os reísteis de la silla, pero lo que no sabíais es que él estaba sentado en ella, observándoos. Le dije que se marchara, pero no me hizo caso... Nunca me hace caso.

¡Encontrastes mi cuaderno de matemáticas! Aunque fue una pena que no lo abrieras. ¡Era la segunda de mi clase en cálculo! Le tenía mucho aprecio... Los deberes eran mi única forma de evadirme de mis problemas en casa. Mis padres no dejaban de discutir por algo llamado... ¿adulterio? Ahora que están muertos, discuten aún más por ello...

Ibais hacia la habitación de mi padre, pero ellos no os querían allí... Mi hermano tiró la silla para distraeros, mientras que mi madre empezó a tocar su piano... Era lo único que le gustaba hacer cuando vivía. Tocar ese piano... La música fue lo que unió a mis padres. Mi madre tocaba el piano en la misma orquesta que mi padre dirigía... Su felicidad no duró mucho.

Pablo, querido Pablo. Las rajas de los cuchillos son del día en que mamá se enfadó con papá. Tan solo oía gritos y llantos, yo estaba escondida en mi cuarto... Ellos estaban conmigo, me hacían tener más miedo.

Me preguntabas si estaba incómoda con vosotros allí. ¡Pues claro que no! Érais mis amigos, nos lo estábamos pasando bien...

Vistes la habitación de mi hermano... Allí es donde todo acabó. Mamá no se controlaba a sí misma... Pero no la culpo. Llevaba triste varios días.

De pronto, todo te olió fatal, ¿recuerdas? Era el Olor Espectral. El Olor de la mañana que encontraron mi cuerpo... Ya no sabía de qué maneras comunicarme contigo, lo siento de nuevo.

Pablo, querido Pablo, mi madre intentó atacarte cuando vió que os acercasteis a la puerta del piso de abajo... Conseguí detenerla, pero ella ya te había herido. Tus amigos no notaron tus heridas, pero yo sí... Las entes olemos muy bien la sangre.

Me alegro de que os fuérais antes de que mi padre llegara... Es el ente al que menos le gustan las visitas... No sé por qué, la verdad. Con lo aburrido que es este sitio...

Espero que volváis para leer esta nota. Como la encontrarás, la he dejado en el piso de abajo... Procuraré que encontreis la puerta abierta si volvéis. Intentaré que mi familia y el resto de entes se mantengan alejados de vosotros...

Pablo, querido Pablo, no os rindáis. Os ayudaré todo lo que pueda... Y después podremos jugar, ¿no?

Atentamente, Laura.

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Disculpas por si alguien se ha sentido ofendido por tratar este tema, sé que hay gente muy sensible respecto al tema espiritista. Mi únioca intención era escribir, cosa que amo hacer. Si veo que gusta, haré más partes.

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⏰ Última actualización: Oct 20, 2017 ⏰

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