Capítulo. Noventa. Y te vas.

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-Jennifer- escuché mi nombre en un susurro -Hey, princesa, es hora de despertar-

-No quiero- giré en la cama
-Estoy agotada-

Mariel soltó una carcajada -¿De qué?- hizo una pausa -Lo único que hicimos fue dormir-

-Eso me dejó exhausta- tapé mi cara con la almohada.

-No seas floja, arriba- besó mi cuello -Tienes un avión que coger-

-Así menos voy a levantarme-

-Jenn- dijo un poco más seria
-Quiero llevarte a un lugar antes-

-¿A dónde?- quité la almohada de mi cara.

-Está cerca- me miró por unos segundos -Cuando lo veas, lo sabrás-

-Haz picado mi curiosidad- me senté en la cama -Primero, una ducha- besé su mejilla y fui al cuarto de baño.

-¿Estás segura qué esto es necesario?- pregunté mientras Mariel vendaba mis ojos.

-Completamente- besó mi mejilla -Ahora quédate quieta- susurró en mi oído y se alejó.

Esperé varios minutos sin mover ni un pelo, hasta que sentí que algo se metía en medio de mis piernas, me sacudí violentamente, pero unas manos sujetaron con fuerza mis piernas, sentí un apretón en la pierna y me tranquilicé un poco.

-Quítate la venda- la voz de Mariel resonó en mis oídos.

-¿Qué haces?- dije mientras quitaba la venda -Oaah, ¿Y aquí es?-

-Es un lugar al que llegué el primer día que vine-

-Imagino que te perdiste-

-Exactamente- soltó una leve risa -Lo que pasa, que vine y vi algo en un árbol y no podía bajarlo, pero ahora estamos más altas y puedes alcanzarlo-

-Vale, ¿Qué árbol?-

-Ese que está frente a ti-

-Oh, ¿Supuestamente qué debo bajar?-

-Si pudiera señalar, lo haría-

-Cierto, entonces, ¿Cómo es?-

-Es, cuadrado y de un color caoba-

-¿Una caja de madera?-

-Exactamente- continuó caminando -Cuando lo veas dime-

-Vale- pasé varios minutos buscando -¡Espera!- dije al ver una pequeña caja entre las ramas.

-¿Dónde?-

-Acércate un poco a la derecha- Mariel acató la indicación -Ahora un poco hacia delante- nuevamente acató la indicación
-Ahora, no me sueltes-

-No lo haré- sentí como apretó su agarre.

-La tengo- dije mientras llevaba la caja hacia mi pecho.

-Vale- se alejó del árbol y caminó unos metros -Voy a bajarte- dijo mientras movía sus brazos para bajarme.

-¿Qué es?- dije mientras abría la caja.

-Tus favoritos- sonrió -Abre uno- me animó.

Comencé a quitar con cuidado el envoltorio y saqué lentamente la tirita y la leí «Te amo, Jenn». Sonreí ampliamente y besé su mejilla -¿Cómo hiciste para escribirlo?-

-Cosas que solo hago por ti- me abrazó fuertemente -Come un chocolate cada día-

-¿Para qué me ponga gorda?- solté una leve risa.

Entre mis letrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora