Capítulo 16: Cuando piensas que nada puede ir peor.

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Me había despertado, me había vestido y me había marchado en busca de Steph, necesitaba pasar algunas horas con ella y contarle todo lo sucedido el día anterior. Aunque si pensaba que ese día iba a ser fácil... estaba totalmente equivocada.

Steph y yo estábamos sentadas en el césped de su jardín aprovechando el sol.

-Me ha sorprendido mucho lo de Will... Jamás pensé que podría llegar a ser así... -comentó mi amiga.

-Pues imagínate a mi -me sonó el teléfono. Contesté rápido.

-¿Si?

-¿Annet?

-Si soy yo, ¿Quién es?

-Hola, soy Mitchell la madre de William -no pude evitar que se me cambiara la cara-. Necesito pedirte un favor.

-Claro.

-Es el médico de Will, le gustaría poder hablar contigo.

-¿Ahora?

-Lo antes posible. Pero Annet, no estas forzada a hacer esto, te estaría muy agradecida, pero no tienes por que hacerlo.

-No, yo quiero colaborar, ahora mismo voy. ¿Cuál es el nombre de la clínica?

-East Corner. Está en...

-Sí, sé donde se encuentra.

-Estupendo. Cuando llegues a recepción pregunta por el doctor Phelps.

-Vale, enseguida voy -y colgó.

Steph me miraba, empezaba a intuir de quien era la llamada, pero prefirió asegurarse.

-¿Quien era?

-La madre de Will, me ha pedido que si podría ir a la clínica para hablar con el médico.

-¿Vas a ir?

-Sí...

-Te diría que no fueras, pero mi opinión no va a cambiar nada.

-Cierto. ¿Me haces un favor?

-Claro.

-Voy a tener el móvil apagado, si Tom, Gi o Dougie te llaman preguntando por mí, invéntate algo.

-¿No les vas a decir nada?

-Cuando vuelva, si lo hago ahora Doug se va a enfadar muchísimo.

-Vale.

Le di un beso en la frente, cogí mi bolso y me fui de allí. No tardé más de medía hora en llegar a la clínica.

Entré casi corriendo y enseguida encontré el mostrador tras el cual había una mujer pelirroja.

-Hola buenos días -saludé.

-Buenos días.

-Me han llamado diciéndome que el Doctor Phelps me está esperando.

-¿Me podría decir su nombre?

-Annet, Annet Falcone.

-Aham... -el teléfono comenzó a sonar-. Un momento por favor -me dijo la mujer.

Yo asentí. Me giré sobre mi misma para echar un vistazo al largo pasillo. Un poco típico la verdad. Paredes blancas, sillas rojas de plástico pegadas a las paredes y algún que otro cuadro. Siempre he pensado que la decoración de los hospitales y de este tipo de clínicas lo único que hacen es ponerte más enfermo aún.

Volví a girarme. Dos hombres iban a acompañando a un tercero a lo largo del pasillo. Por un momento tuve la esperanza de que fuera Will, a pesar de todo, que él se encontrara bien era mi prioridad.

No tienes que decir nada (McFly)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora