Una pequeña cosa llamada amor.

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Se veía horrible, la noche anterior no había dormido nada y tenía unas ojeras gigantes. Mónica se lamentaba haberse quedado tan tarde platicando con su novio Andrés hasta las 3am, no lo malinterpreten, se lamentaba por las ojeras, de ahí en fuera  amaba platicar así de bien con su novio.

-¡Mónica, hora del desayuno!-Gritó Susana, su madre.

-En un momento bajo Mamá- respondió su hija. La cual se aplicó una ligera capa de maquillaje y atendió al llamado de su madre.

-¡Buenos días, corazón!, ¿cómo amaneciste?-

-Bien, ¿y tu mami?-

-Bien, bien, desayuna que llegarás tarde al colegio y es el primer día-

Mónica había ingresado a la misma preparatoria que sus mejores amigas Lily y Magaly que además de ser amigas, eran hermanas, también con unos cuantos conocidos de la secundaria.

Ése día había elegido como conjunto unos jeans desgastados y entubados, una playera rosa pálido que le quedaba a la perfección con su piel blanca y cabello castaño y unos tenis del mismo tono que la playera.

Sus amigas en cambio habían elegido usar unos leggins, blusón y tacones, no era raro que Mónica se sintiera “un cero a la izquierda” en comparación con ellas.

-¡Hoooooooooooola!- Saludó Magaly a Mónica gritando y dando saltitos. Lo mismo hizo Lily.

-¡Hola niñas! Las extrañé tanto estás vacaciones, no se pueden ir de nuevo tanto tiempo.

-Mujer, teníamos que ausentarnos, necesitábamos ropa nueva y accesorios, así que le hicimos carita de “perro regañado” a papá y nos llevó de compras al extranjero.-respondió Lily.

-Fíjate que vimos muchas cosas que te quedarí…..-Magaly no completaría la frase ya que en ese momento llegó Sergio, el novio de Mónica y ésta corrió hacia él, quien la cogió en brazos y la abrazo, hacían muy buena pareja y ella era la envidia de muchas de las jovencitas de la escuela y eso que sólo llevaba un día en ella, pero él no se quedaba atrás, ya que Mónica también resultaba muy atractiva para el sexo opuesto.

-¡Hola amor!- dijo Sergio mientras le daba un beso no muy corto en los labios.

-¡Hola!- respondió ella con un ligero rubor en las mejillas.

-Te extrañé mucho, ¿qué tal si está tarde quedamos en el cine?-Se le acercó un poco más y le susurró en el oído- Además, podríamos besarnos muy cómodamente ahí.-

Ella rió. –Me parece una buena idea, te veo ahí a las 6pm ¿ok?-

-Ok, me voy porque tengo clase, no olvides que te amo.-

-Te amo más- Ella sin duda creía haberse sacado la lotería, lo siguió con los ojos, era un hombre muy atractivo, tez blanca, cabellos entre castaño y rubio, ojos café y un cuerpo bien trabajado. Pero no sólo eso un chico de buenos sentimientos, amoroso, romántico, ¿qué más podía pedir?

Con ese pensamiento se fue a la primera clase del día, llegó al salón y la mayoría de las butacas estaban ocupadas, incluyendo los lugares alrededor de sus amigas, así que se fue en busca de otro asiento, llegó hasta la última fila y se sentó en el segundo banco.

En ese momento arribó al salón la profesora, una mujer joven, de aproximadamente 30 años de edad, vestida muy formalmente.

-Buen día-saludó. Yo seré su maestra de química este semestre, mi nombre es Ana, el objetivo de mi clase es sencillo, lograr que aprendan, que retengan, que les guste y les interese al mismo tiempo.

Química, era el fuerte de Magaly, esperaba con ansias aprender cosas nuevas.

En ese instante tocaron la puerta.

-Buen día profesora, ¿me da permiso de entrar?-preguntó un joven muy atractivo, incluso para Magaly que no tenía ojos para nadie que no fuera su novio, era alto, no era muy musculoso, pero tampoco era un debilucho, tenía el cabello castaño oscuro, tez blanca, unos ojos grises, en los que sentías que podías ver todo a través de ellos, usaba un pantalón caqui, tenis de piel café y una playera blanca de manga corta que le quedaba ajustada y marcaba sus músculos.

-Adelante, sólo lo dejaré entrar por ser el primer día, pero ya será su primer retardo, nombre-preguntó la profesora.

-Uriel-respondió el joven. Quien buscaba un lugar disponible y vio uno en la última fila, fue hacia la butaca y se sentó. Empezó a sacar su carpeta aunque sabía que no escribiría nada, nunca lo hacía.

Sólo en ese momento se percató que frente a él había una joven muy atractiva, aunque con una ropa que no resaltaba mucho su belleza. Tenía que conocerla.

Al finalizar la clase, mientras ella guardaba sus cosas él se presentó.

-Hola, soy Uriel-

-Hola, si lo sé-

-¿Cómo sabes mi nombre?-

-Cuando entraste se lo dijiste a la profesora-respondió ella.

-¡Ohh!, cierto- eso hizo que se sintiera como un idiota, por supuesto que había dicho su nombre, la mujer era observadora y atenta. -¿Y cuál es tu nombre?- preguntó el interesado en saber más sobre aquélla chica.

-Mónica, mucho gusto- Ella sonrió, al sonreír se le iluminaba el rostro y era diferente a las otras chicas que había conocido, era la sonrisa más bonita que había visto.

-Mucho gusto Mónica, estoy seguro que nos conoceremos y tendremos historia juntos.-

Él le guiño el ojo y ella no comprendió ¿historia?, pero si ella no tenía esa materia este semestre,  él sonrió y se le formaron unos hoyuelos muy lindos, ni ella podía negarlo.

-Bueno, creo que iré a mi siguiente clase, un gusto Mónica-Se despidió Uriel, pero antes de irse le plantó un beso en la mejilla, que la dejó más roja que un tomate.

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⏰ Última actualización: Oct 18, 2013 ⏰

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