Pudimos salir de aquella celda, gracias a la llave que le había dado el Mogeko Algo Extraño, uno de los Mogekos especiales con los que se encontró ella.
Si, estos eran los Mogekos defectuosos para el rey, aquellos que no se habían rendido y habían luchado por defender su propio honor, oponiéndose a la total transformación de un Mogeko. Los Mogekos especiales. Cada uno estaba en una zona concreta, y era muy posible que nos pudieran ayudar en la tarea de sacar a Yonaka del castillo. Mientras íbamos caminando hacia el siguiente piso, yo le iba contando todo sobre los Mogekos especiales, mientras ella escuchaba con atención. Pero de repente unas pisadas se escucharon. Eran los Mogekos, nos habían descubierto.
-¡Así que aquí estas, querida Yonaka! ¡Ven a jugar con Moge-tan, moge!- exclamó uno de los Mogekos.
Ah, me faltó decir una cosa. No tengo ni idea de porque dicen "moge" los Mogekos completos. Supongo que será uno de los efectos de ser un Mogeko normal.
-Mierda...- murmuré. Decidí coger la mano de Yonaka y salir corriendo de allí.- ¡Vamos Yonaka, sígueme!-
Ella corrió a mi lado mientras múltiples Mogekos nos estaban siguiendo con ansias de capturar a Yonaka para... en fin, ya sabéis para que. Después de un rato, conseguimos despistarlos. Ambos tomamos un poco de aire, ya que estábamos agotados.
-Por fin logramos escapar...- murmuré mientras miraba a Yonaka.
Ella asintió con la cabeza a mi respuesta.
-Si, menos mal...-
Miré hacía los dos lados del pasillo, viendo que no había nadie en ellos. Esta travesía iba a ser bastante dura. Teníamos que llegar a subir todos los pisos que componían al castillo Mogeko sin que nos pillaran los Mogekos, o que...
Quité todos los pensamientos negativos de mi cabeza y seguí caminando con Yonaka. No, no podía ponerme así ahora. Tenía que estar con mejor actitud, o si no, no podría protegerla bien.
Miré a Yonaka por unos segundos y le entregué una cálida y segura sonrisa.
-Te sacaré de aquí. Te lo prometo.-
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No sabía cuanto tiempo había pasado, pero ya habíamos avanzando bastante. Habíamos llegado a ver al Hada de Prosciutto, y también al Espíritu de Sangre, que literalmente había dado su vida para llevarnos al siguiente piso, y todo esto esquivando a los Mogekos, como es obvio. Valoré su valentía y esfuerzo, y les di las gracias en mi interior por ello.
Ya estábamos en el tercer piso. El siguiente Mogeko especial que teníamos que encontrar era a Hasu, un fiel amigo mio. El no se dejó llevar ni un poco por la influencia de los Mogekos, y no perdió sus recuerdos por completo, cosa que admiro. Tienes que ser muy fuerte y tener mucha voluntad por tu parte, y Hasu la tenía.
Él rezaba cada día, deseando que los tiempos fueran mejores y que el rey que ahora gobernará se fuera. Aunque no había muchas posibilidades, el seguía teniendo fe. Pero...
Cuando Yonaka y yo nos encontramos a Hasu, lo vimos clavado en una cruz de madera, muy débil y con muchas heridas abiertas.
-¡Hasu!- exclamé al verle, mientras Yonaka ponía una expresión de horror por su estado.
Corrí hacia él y lo pude verle con más detenimiento. Estaba a punto de morir, se veía. Sin embargo... ¿Por que él? ¿Por que este cruel mundo mata a las personas buenas pero no malas?
-Hasu, ¿que te ha pasado? ¿Quien te ha hecho esto?- le pregunté preocupado.
El me dió una cansada sonrisa, lo que me produjo un gran dolor.
-Moge-ko...- murmuró Hasu. Después de decirlo, tosió sangre.
-¡Hasu, no!- exclamé. Pude notar que Yonaka estaba llorando, y yo tampoco pude evitarlo.
-Escucha...- me dijo con su sonrisa, intentando tranquilizarme sin éxito.- Tienes que acabar con ese rey y su tiranía... El pueblo está pasando por muchas penurias y tú eres su única esperanza...-
¿Yo? ¿Su única esperanza? No, no puede ser.
-Yo se... Que puedes hacerlo...-
Y esas fueron sus últimas palabras antes de dejar este mundo para siempre. Para ir al cielo de Prosciutto y vivir con el dios que tanto ha venerado, y para también desearnos suerte desde allí.
Me quité las lágrimas, y me giré para ver a Yonaka. Ella seguía llorando. Ver aquella escena le debe de haber resultado horrible. Decidí entonces ir hacia ella y darle un abrazo. Ella dejo de llorar, y me miró sorprendida.
-Tranquila, señorita...- eso fue lo único que pude decir para calmarla.
Y, por fortuna, lo conseguí. Ella también se sacó las lágrimas y pareció encontrarse mejor.
-Vámonos ya, señor Mogeko Defectuoso.-
Yo asentí con la cabeza, y ambos fuimos a la salida de ese piso que nos llevaría al siguiente. Pero claro, no todo es fácil... Y delante nuestra nos encontramos con una gran, pero gran complicación en nuestro camino.
La macabra Moge-ko. Una chica muy linda, que parecía bastante inocente, aunque sabía que no lo era. Su cabello rubio era largo, sus ojos eran negros y tenía un hermoso vestido digno de una princesa... Manchado de sangre. Y junto con ella, se encontraban muchos Mogekos que nos impedían el paso.
-Oh no, ella no...- murmuré, maldiciendo la mala suerte que nos había tocado.
La loca chica río ante aquella situación que la ponía en ventaja.
-Vaya, vaya, así que no tenéis a donde ir ahora...- dijo Moge-ko con una sonrisa divertida.
Aparté a Yonaka de la hija del rey y la puse detrás mía. No iba a permitir que la hicieran daño.
-Ten cuidado, señorita. Ella es muy peligrosa.- le susurré a Yonaka.
-¡Eh! ¿Tú eres nueva, verdad? ¡Me encantan las personas nuevas! ¡Además, eres muy linda! ¡Quiero jugar contigo!- exclamó Moge-ko alegre, acercándose a Yonaka.
-¡No la toques!- chillé apartando a Yonaka de aquella loca chica.
Cuando le dije eso, su alegre sonrisa se quitó de su cara.
-Ah, así que esas tenemos...-
Retrocedí un paso, y Yonaka también hizo lo mismo. Aquello no pintaba bien. Para nada bien.
-¡¡¡PUES DESCUARTIZARÉ CADA PARTE DE TI, JODIDO MOGEKO DEFECTUOSO, Y ME QUEDARÉ CON ELLA!!! ¡¡¡JUGUEMOS TODOS JUNTOS!! ¡¡AJAJAJAJAJAJA!!-
Sus ojos en aquel momento habían pasado de ser negros a rojos, lo que le daba una expresión mucho más macabra. Cogió el cuchillo que tenía consigo y se preparó para seguirnos.
-¡Vámonos, señorita!- exclamé cogiendo de nuevo la mano de Yonaka.
Ambos huimos de la macabra niña y de los Mogekos que la acompañaban, ya que si Moge-ko nos cogía, podíamos tener garantizado algo peor que la muerte: torturas todos los días, de distintas formas, hasta que ninguna parte de nuestro cuerpo pudiese aguantar más.
Por eso corrí junto con Yonaka, sin soltarle la mano y agarrándola con fuerza. No iba a permitir que le pasara nada...
Continuará...
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En contra del rey #COOF
FanfictionDicen que un buen caballero debe defender a su rey a costa de su vida... Pero yo no puedo ser un buen caballero si él no es un buen rey... >> Todos los personajes son del videojuego "Mogeko Castle" creado por Okegom/Funamusea >> Dedicado a -Chxra p...