El heredero de los bisagras

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LLevaba parte de la semana en la plaza, con su hermana, no se había movido de allí prácticamente ni un centímetro. Pero...todo había cambiado.

Su hermana...su hermana no existía. Ya no. En su lugar había una morsa. Una grande y majestuosa morsa de color rosa fucsia. Con grandes colmillos de marfil brillante y ojos negros y penetrantes.

—Hola, humano—le dijo, despacio, la morsa.

—Hola, morsa.

La morsa simplemente lo miró mientras fumaba una pipa de cristal, calmadamente y observando al chico con detenimiento.

—¿Qué te trae por aquí, humano?

—¿Dónde estoy?

—En el Reino de los Bisagras Amarillentas, del cual eres heredero, humano.

—Woah—dijo el chico, observando el cielo de color amarillo, y la hierba azulada.—No sabía que había heredado todo un reino.

—Y no lo has hecho, humano—. La morsa tomó una calada y dejó escapar de su boca un vapor violeta—. No todavía. Antes, humano, debe morir tu progenitor, el rey de los bisagras, el cual te hizo a partir de métodos no naturales, humano.

—Me...¿me hizo? ¿Cómo?

La morsa rosa tan sólo giró la cabeza mientras fumaba en su pipa de cristal, señalando una gran cúpula azul cristalina al final de varias colinas.

—Debes descubrirlo por ti mismo, aunque, como tu mentor, te acompañaré hasta la puerta, humano.

El chico apoyó las manos en su frente, tratando de asimilarlo todo, pero le resultaba extraño. Algo no le cuadraba.

¿Ser heredero de un reino? ¿Quién iba a haber pensado que él, un simple chaval, enviado por un señor morsa que fumaba en pipa, heredaría un reino? Casi se desmayó, pero el señor morsa lo cogió antes de tiempo con una de sus aletas.

—Será mejor que emprendamos el camino, humano. Pero primero, humano, debes tomar este bollo relleno de tres distintos pollos mágicos con motivo de renovar energías.

—¿Puedo preguntar qué pollos, morsa?

La morsa le miró como si fuese un ingenuo, fumó de su pipa de cristal, y se dispuso a responder mientras el chico mordía el alimento.

—Los pollos son:—carraspeó un momento—. Madre pollo, Padre pollo, y el Príncipe pollo de las aves.

El chico sintió un nudo en el estómago al saber que acababa de engullir la familia real de las aves. Pensó en vomitarlo, pero ya se había renovado completamente de energía y el alimento le dio noventa kilos en músculo.

—Te has convertido en un muchacho fuerte, humano.

Y con la voz tres octavas más baja, y moviendo el flequillo al viento, el muchacho dijo:

—Lo sé. ¿Cuál es el camino, señor Morsa Rosa?

El señor Morsa Rosa se colocó unas gafas de arco iris con cuidado sobre el morro, y lentamente, pipa en aleta, se giró hacia la cúpula azul de la familia Real Bisagra, al horizonte.

—Debes tomar el camino del Viento Sonoro Septentrional—dijo mientras se dirigían a la entrada del cruce de los Caminos de las Flores Venenosas—. Con dirección a la casa del Mago Transvestido del Sur. Aquí debo abandonarte, humano, y que sigas tu camino con suerte y fortuna.

—Espere, señor Morsa Rosa—lo detuvo el muchacho—. ¿Cómo sabré cuál es el camino del Viento Sonoro Septentrional.

—Lo oirás, humano mío. Lo oirás....—desapareció desvaneciéndose entre el humo violeta.

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⏰ Última actualización: Jul 25, 2016 ⏰

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