Capítulo 1

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Mierda. Se dijo Eunhyuk interiormente mientras caminaba por el pasillo.

Su director probablemente le habría dicho que solo obtuvo lo que se merecía, y que finalmente iba a ser un poco útil para la sociedad. Su padre le habría dado un gran golpe en la cabeza. Pero estaba solo y conteniéndose lo mejor que podía para no dar una gran patada al bote de basura colocado lastimosamente cerca de una maceta.

—"De todas maneras, ¿Qué demonios estoy haciendo aquí? Incendiaré este lugar en la primera oportunidad que tenga."

Una enfermera toda vestida de blanco llegó a interrumpir sus planes.

—"¿Eres Eunhyuk, el transgresor enviado por la escuela secundaria de al lado? En nuestro centro, incluso si estamos algo cortos de personal, no nos gustan las personas que vienen a causar problemas, te advierto ahora mismo... Tu director me dijo que si teníamos la más mínima queja sobre ti, serías expulsado inmediatamente. Entiendo que tu presencia aquí no es voluntaria, y que es algún tipo de castigo al que fuiste puesto, ya que todos los demás no tuvieron efecto..."

Mientras hablaba, el menor la miraba de una forma venenosa que decía: Tú, si tienes un auto, espero que tenga buen seguro.

—"Joven, ¿Estás escuchándome?"—continuo la enfermera.—"Cuidarás de un solo paciente hoy, solo uno, y serás bueno con él. No es para nada violento, pero retraído en si mismo... El sufre de un tipo de autismo si así prefieres decirlo... También tienes alrededor de su edad, eso le hará bien. Sígueme, su habitación está en el segundo piso, cerca de la sala de juegos."

Eunhyuk la siguió con el aire más exasperado que tenía, pensando que no había hecho nada tan serio como para ser forzado a tener que cuidar de un loco cada miércoles por la tarde, en vez de holgazanear tranquilamente.

—"Espero que al menos no babee."

La enfermera lo acompañó al cuarto de juegos de los pacientes adolescentes, dándose la vuelta frecuentemente para lanzarle miradas llenas de sospechas.

Era una habitación bastante amplia que, como el resto del edificio, tenía rastros de la esencia misma del hospital y paredes amarillas, cubiertas con horribles e ingenuos dibujos que podían ser comúnmente vistos en grados de escuelas primarias. Pero los ruidos que llenaban la habitación provenían de niños mucho más grandes. Eunhyuk, con una ligera expresión de disgusto observó a esos seres a su alrededor, cuyos cuerpos estaban retorcidos como resultado de sus problemas psiquiátricos, y que realmente no lucían como seres humanos al parecer tan insociables o retardados. Las enfermeras cuidaban pacientemente de ellos como si fueran niños de dos años: vio a una chica, cuyo rostro no era simétrico, tirar todos sus lápices y hojas de papel al piso antes de balancearse al mismo con rabia, y un chico tratando de sujetarla por el brazo mientras gritaba algo casi incomprensible, luego de que otra enfermera llegase a hacerse cargo de ella con un tono simpático pero firme.

Qué pesadilla.

Perdió las esperanzas.

Evitando a los pacientes lo mejor que podía, como si fueran la peste, siguió a la enfermera, encontrándose repentina y extrañamente acogido y cercano hacia la parte trasera de la habitación.

—"De acuerdo, aquí está el paciente con el que tendrás que tratar. No tendrás mucho por hacer: nunca habla y siempre se mantiene solitario. Solo asegúrate de que los demás no vengan a molestarle, de otra manera comenzará a entrar en pánico y tomará horas calmarlo, es realmente agotador. Oh, su nombre es Donghae. Te lo dejo a ti. Si tienes algún problema, recurre hacia mis colegas."

El chico sobre el cual ella había hablado estaba jugando frente a un tablero, con sus extremidades llevadas sobre su cuerpo. Con un estremecimiento Eunhyuk notó lo que vestía: llevaba un tipo de mocasines viejos que probablemente habían sido azules alguna vez, completamente dañados y deformes, pantalones de terciopelo marrones demasiado cortos, que revelaban medias blancas y ásperas, un infame suéter tejido de color óxido, que el no hubiera querido ni de trapo, y una remera con patrones indescriptibles que se cerraba en el cuello.

El Azul del Cielo en Días LluviososDonde viven las historias. Descúbrelo ahora