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—¿Estas feliz mamá? —miro de reojo—¿En esto me querías convertir? JAJAJAJA—miro sus manos—Lo mate Mami, me he portado bien.

Poco a poco su cordura iba a menos, no pensaba las cosas con claridad, las voces la estaban matando, estaba segura que en cualquier momento cometería un error mucho más grave que matar un ave.

Corrió dentro de casa y miro el techo sin decir nada, las risas en su cabeza le decían que todo estaba bien, que su Mami estaba orgullosa de ella

  •••


Fines de semana, se supone que seria un día de relajación para Sucrette, pero también era el descansó de Castiel, por lo tanto quedaron de verse, no obstante Sucrette se quedo en vela jugando, pero eso no quito de que se levantara a regañadientes de la cama, arrastro los pies hasta llegar a la cocina.

-Buenos días-dice algo adormilada y toma asiento en uno de los banquillos cerca de la barra, la miro y la mujer le sonrió de manera cálida.

-Buenos días pequeña, toma-le extendió un plato de cereales-Tienes que desayunar algo ligero.

-Gracias-sonrió

Empezando a comer sus cereales en silencio, miraba su teléfono, deslizaba el pulgar hacia arriba revisando los mensajes del pelirrojo, contesto al instante tras recibir uno nuevo, bloqueo este y lo dejo en la barra para poder terminar el contenido del plato.

-Buenos días-saludo y giro a verla con cierto hastío

-Dane, hazme el desayuno-tomo el periódico

La mujer asintió y regreso a su lugar cerca de la estufa, tardo unos 20 minutos y al final hizo un café.

-Aquí tiene-le dio unos hotcakes

Tras eso, miro a Nohra directamente, se veía diferente, ¿Qué pasa por la cabeza de a esa mujer? Trás sentir la mirada de la chica la mujer ya algo irritada puso su vista sobre ella-¿Qué tanto me vez? Mantenida.

-Yo...gracias por la comida-se levanto del asiento y subió las escaleras, ya era tarde para que la mujer saliera con esas típicas palabras, ya estaba acostumbrada, pero cada vez eran peor, ahora era mantenida, días atrás ni le dirigía la palabra-Maldita sea ¿¡qué le pasa a esa mujer!?

Se arrojo contra la cama terminando boca abajo, su mirada comenzaba a nublarse, pues sus ganas de llorar se hacían más fuertes, ya hace tiempo que había dejado de cortarse, sentía que sus problemas eran menores, pero llevar con ello desde que tiene memoria le resultaba un poco difícil, desde hace unos años las palabras y actos de Nohra se hacían más frecuentes.

Su teléfono vibró haciéndola levantar la mirada, sonrió al encontrarse con aquel nombre.

Castiel

Hola cachorra, antes de ir a la playa pasaremos a un lugar así que nos veremos a la 1:00pm ¿De acuerdo? Paso por ti :)

-Maldito pelirrojo, una que quería hundirse en su miseria, Agh, de acuerdo-sonrió

Miro la hora, aun era temprano, se levanto de la cama, recogió su cuarto pues la noche anterior entre video juegos y comida chatarra, este ya parecía un chiquero, terminando de hacerlo se dio una ducha, se puso lo mas cómodo que encontró y no fue consiente del tiempo, pues un silbido totalmente familiar la hizo entrar en el mundo de nuevo, miro la hora y como era de esperarse el pelirrojo era puntual.

Bajando las escaleras, su madre estaba ahí, la miro por un momento y le hizo un gesto para que se acercara.

-Saldras, ¿No?-asintió-Bien, pues si puedes regresa después de las seis, me iré de viaje y lo último que quiero ver es a ti ¿entendido?-asintió nuevamente, trás eso salió de la casa viendo a su amigo recargado en su moto, este al verla le mostró la lengua para después sonreír. Castiel no era de los que se comportaban de esa manera ni mucho menos, pero frente a Sucrette su personalidad daba un giro total, pues al ser tan cercanos el pelirrojo ya sentía confianza en todo tipo de aspectos. Este chico parece un niño. Pensaba Sucrette cada que lo veía comportarse de esa manera.

-¿Nos vamos cachorra?-apago su cigarro y subió a la moto-

-¿Tengo otra alternativa?-negó con la cabeza, imito a su amigo tomando el asiento de atrás, el pelirrojo le paso el casco y ella se lo coloco, lo tomo por la cintura y segundos después ya había arrancado, el camino fue silencio, no había temas que tocar, llegando a su destino, el chico se detuvo, ambos bajaron y Sucrette quedo asombrada por lo lindo que era aquel sitio.

-¿Este es el lugar?-dijo sorprendida por todo aquel lugar, se detuvo a mirar a unos conejitos brincar, ¿Dónde estaban?

-Si, lo encontré mientras daba vueltas, relajante ¿no?-le sonrió, ciertamente las vistas y ese silencio cómodo relajaban a la peliblanca, pero se sentía raro, era tanta la paz que en su pecho un pequeño dolor hizo acto de presencia, algo le decía que toda esa paz se vería interrumpida por algo.

-Supongo que si-miro al cielo se veía nublado

-Oye...¿estás bien?-dijo de repente

-Si, ¿por qué?-lo mire

-No se...te vez más rara de lo normal-rió

-¿Enserio?-Ahora que lo dices, tengo un mal presentimiento. Miro de nuevo aquel cielo nublado, el silencio regreso, segundos después una duda llego a la mente de la chica-¿Por qué me dices cachorra?-giro a verla cuando soltó la pregunta.

-Bueno, pues eso pareces, eres agresiva y a veces tan calmada, igual que un cachorro-dijo y miro al cielo, para luego suspirar.

-Entonces también eres como un cachorro-la miro y enarco una ceja, sabiendo a lo que quería llegar.

-Si, pero ese apodo ya lo tienes tú

-Bien entonces también te daré uno-fingió pensarlo por un momento hasta que decidió hablar-Ya se ga...

-Ni se te ocurra-dijo molesto

-¿Eh? ¿Por qué?-le miro con confusión-Te iba a decir ganzo-hizo un puchero y la miro raro

-¿Ganzo?-se encogió de hombros-Ah, bien... olvídalo, es hora de ir por demonio-finalizo

Asintió, le dio una última mirada a aquel lugar, para después mirar al cielo el resto de su viaje, al llegar a casa del pelirrojo, le espero afuera unos segundos para después encontrarse con un gran perro negro, Sucrette ya había visto a demonio en varias ocasiones, pero aun no se acostumbraba a el, le daba miedo de cierta forma, el perro era lindo, pero le hacia sentir escalofríos, cuando llegaron a la playa, demonio les hizo una gran sesión de cardío, pues el animal no dejaba de correr de un lado a otro, el paseo acabo con ellos agotados, el can más extrovertido que antes y una lluvia aproximándose, recogieron sus cosas y se fueron, dejando a demonio en casa, Castiel acompaño a Sucrette a la suya, que esta por motivos desconocidos estaba infestada de gente que jamás había visto.

-Te acompaño dentro-propuso, trás ver su cara de sorprendida a lo que ella negó inmediatamente

-No, esta bien, veré que pasa y si fue algo malo te aviso ¿Bien?-asintió y dando una última mirada arranco su moto alejándose de aquel lugar, Sucrette miro a la gente y a como pudo se abrió paso entre esta, casi sin aire llego al centro de ellos, abrió sus ojos al saber de que se trataba, se sintió tan vacía en aquellos momentos que solo bajo la mirada pensando, que después de todo ella acababa con todo lo bueno que alguna vez tuvo.

Save Me [CastielxSucrette] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora