Narra Nadir
Acabo de llegar al despacho de Jared, aunque parece que no hay rastro de él por ningún lado. Solo encuentro un par de soldados presentes organizando papeles por la sala. Ni si quiera me han mirado y creo que no se van a dignar a ello. Me aclaro la garganta para llamar su atención.
-Necesito hablar con Jared- le digo a uno de los presentes que inmediatamente se gira hacia mi con cara de cansado- es algo importante- intento dar significación a mi petición para que me dejen hablar con él cuanto antes. Además, no estoy de humor para que me hagan esperar. Muchas preguntas aun sin respuesta y yo no puedo dejar que mi mente navegue solo entre suposiciones que cada vez se vuelven más repulsivas y extravagantes.
-No está aquí ahora mismo, como puedes ver-contesta cortante aunque manteniendo la típica postura de militar, sí esa en la que no se mueve ni un milímetro del sitio-Llegará esta noche y cuando lo haga, le daremos tu mensaje. Hasta entonces no podemos hacer nada.
-Pues avisadme en cuanto reciba mi mensaje y con la contestación de éste, necesito hablar con él cuanto antes-vuelvo a darle importancia al asunto, aunque sé que poco servirá con ayudantes así de desganados.
-Está bien.
Salgo de allí antes de ponerme aun de peor humor y me dirijo hacia mi entrenamiento diario. Hoy tengo ganas de ello, quiero meterme en el agua y dejar de pensar en tanta preocupación y conseguir tener mi mente en blanco. Cuando entro en la zona de adiestramiento -tardo un rato en llegar-, noto como la gente está un poco alterada y no para de echar miradas hacia una esquina de la sala. Me quedo mirándoles con cara de "¿Es que no tenéis otra cosa que hacer?" y voy hacia mi piscina, que está dentro de una pequeña sala. Parece que estoy aislado de los demás por ello, y en cierto modo es verdad, pero una enorme cristalera hace que no me sienta tan excluido del resto de personas que a veces se quedan mirando a través de ella.
-Lamento haber llegado tarde, he intentado hablar con el Jefe pero no estaba-digo en cuanto entro y me empiezo a quitar la ropa y a dejarla en un perchero que hay a una esquina. Siempre llevo el bañador debajo para no perder tiempo teniéndome que cambiar en el vestuario.
-No importa, pongámonos manos a la obra-dice uno de los científicos que están todos los días conmigo monotorizando las pruebas.
Y me tiro al agua deseoso de hartarme a hacer deporte y olvidar todas mis preocupaciones.
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-Muy bien, ya hemos terminado-declara el muchacho que está a cargo del cronómetro-Hemos conseguido reducir otro segundo en esta prueba. Ya nos queda poco para terminar con esto. Buen trabajo.
-Estupendo-respondo casi sin aliento mientras utilizo las pocas fuerzas que me quedan para salir de la piscina impulsándome con los brazos y sentándome en el bordillo-¿Alguien puede pasarme una toalla?-pido echando mi mano hacia atrás a la espera que un alma caritativa me de una-Gracias.
Me pongo la enorme toalla recubriendo todo mi cuerpo y solo dejando que se vea mi cara. "Ojalá todo el esfuerzo que estoy haciendo ahora valga la pena y consigamos que todo salga bien" pienso en mi fuero interno mientras veo las pequeñas olas en la piscina provocadas por el vaivén de mis piernas, "ojalá Gabriel vuelva a ser el mismo y podamos seguir con lo que teníamos después de todo esto".
Mierda.
Sé que soy un pesado, pero por mucho que quiera dejar de pensar en él, no puedo. Aunque lo evite, el inunda todo mi ser cuando menos me lo espero y me hace recordar que no le tengo, que aunque estemos a metros de distancia, él ya no es el mismo. No lo es, ni yo tampoco. No puedo ser el mismo después de todo lo que ha pasado.
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Buscándote en otro mundo
Fiksi IlmiahGabriel es un chico que vive en la Élite de Luna, una de las muchas ciudades bajo el agua. La humanidad se ha tenido que resignar a vivir ahí debido a sus incesantes guerras que han dejado la superficie casi inservible. O eso es lo que piensan los h...