Capítulo 1:

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Ally miró el reloj de pulsera que llevaba en su muñeca izquierda. Faltaban 2 minutos para las cinco de la tarde: la hora en la que finalizaba su jornada laboral tras ocho horas desde las 9 de la mañana. Esperó pacientemente a que dieran las cinco para salir corriendo de aquel edificio, como una adolescente de 15 años deseando salir de "la cárcel" (también conocida como el instituto).

En cuanto la manecilla grande del reloj estuvo en medio del 12, se levantó de su mesa y se dirigió al parking. Madrid era una ciudad muy concurrida y por lo tanto siempre optaba por la opción de dejarlo en el parking más cercano para no tener que buscar aparcamiento.

*

Tras haber dormido una hora de siesta para descansar de aquel día aguantando a sus compañeros de trabajo decidió levantarse, asearse, vestirse y dedicarse a lo que más le gustaba: la música. Escogió un outfit simple, formado por una camiseta de manga corta blanca holgada, que le caía dos dedos más abajo de la cadera, unos pantalones negros y un sobrero de este mismo color que dejaba caer sobre la parte trasera de su cabeza.  Después de acomodar su pelo con un par de mechones callendo sobre sus hombros, cogió su guitarra dentro de la funda de terciopelo negra. Echó un vistazo a la cocina, al salón y a la habitación conjuntos y se dio cuenta de que la casa estaba muy desordenada. Cerró la puerta pensando que no debía de preocuparse por aquel desorden ya que vivía sola. En cambio, hace unos meses, su ex novia le habría echado una buena bronca.

Se dirigió a la boca del metro con su guitarra a uno de sus hombros. Saltó la zona de pago como ya había hecho en la mayoría de ocasiones y bajó las escaleras hasta llegar a la zona donde el metro paraba, donde más gente había. Sabía que no tardaría mucho en venir el de seguridad a echarla así que se apresuró a sentarse apoyándose en la pared y a sacar su guitarra.

Cualquiera que entendiera de instrumentos, o guitarras en sí, sabría que aquella guitarra acústica no era una guitarra cualquiera. Era una Baton Rouge AR11C, una guitarra de gama alta con cuerdas de acero y fabricada con cedro canadiense macizo. Una de las mejores guitarras que hay en el mercado. Podía permitírsela aunque valía casi lo que cuesta el alquiler de su piso. Cuando murieron sus padres, a los que ella no consideraba como tal, le dejaron una herencia millonaria, y aquella joven de 24 años no tenía demasiados gastos.

Comenzó a tocar algunas de sus mejores fingerstyle covers, y aunque la gente pasaba de largo porque tenían mejores cosas que hacer o que pensar que mirarla a ella, conseguía sacar alguna que otra sonrisa. Eso era justo lo que ella quería y lo que más le gustaba: sacar sonrisas a la gente con lo que más le gustaba hacer. Muchos transeúntes se acercaban para darle dinero pero ella negaba rápidamente. Ella no hacía eso por dinero, ella hacia eso porque le encantaba la música y que mejor forma de hacer música que compartiéndola con la gente que pasaba por allí.

Quince minutos después apareció un guardia para echarla de la zona del metro hacia la calle cogiéndola por el brazo.

-Eh, eh, eh. No hace falta que me coja del brazo y me lleve, se andar yo solita.- Itentaba zafarse de su agarre con la guitarra en su hombro pero no lo consiguió.
-Deberías estar fregando la casa y no haciendo el payaso con una guitarra y saltándote los pagos del metro. Si te vuelvo a ver por aquí te multo y te quito la guitarra. ¿Me has entendido?- Dijo soltándola con tono amenazante ya en la calle.
-Machista hijo de puta. Por gente como tú este mundo se va a la mierda.

Sacándole el dedo para decir la última palabra se dirigió a su casa. Su día había acabado.

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⏰ Última actualización: Jul 02, 2016 ⏰

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Subway girl. (Lesbian)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora