Sin importar cuántos años pasen, aquella sombra no desaparecerá.
Sólo atrae más sentimientos."No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes", puede ser que después de más de diez años pude encontrarle el sentido a esas palabras, que por cierto... seguía considerándolas bastante simples, estaba seguro de que solo era cosa mía.
Me encontraba en aquel salón de clases, el profesor explicando con palabras que jamás llegué a oír con claridad, al igual que los susurros de mis compañeros para largarse a reír a mitad de la clase. Solo podía oírla a ella, esa dulce y suave voz, me conformaba con eso, me relajaba, era... literalmente un sueño. Vi como todos se levantaban de sus asientos y se largaban del salón, quedé a solas con ella, siempre fue la única persona que realmente quería acompañarme ¿Cómo no me di cuenta?
—¡Buaah~! ¡Estoy segura de que reprobaré de nuevo! No logro comprender lo que él trata de explicar. Shintaro, ¿Me podrías...?
Permaneció en silencio por unos segundos.
—Olvídalo. No hay caso, hehe.
...Esta chica no tenía futuro, pero, no podía describir lo mucho que me agradaba poder oírla otra vez, tanto que permanecía en silencio solo para oír su voz adentrándose en el nerviosismo. Le dirigí la mirada y la vi alterada ¿Podía ser más adorable? quería sonreír, sin embargo opté por no espantarla con una expresión como esa.
Apoyó las manos en mi escritorio con mucha decisión.
—¡Amo, amo, amo~! Ya despierta ¡Vamos!
¿Qué dijo? Como era de esperarse, aquel escenario comenzó a desmoronarse ¡No era el momento! El aula desapareció junto con Ayano. Caí nuevamente en la realidad. Abrí los ojos y logré divisar la habitación de un hombre sin vida social, con 18 años de vida -o tortura-, una alimentación de mierda y un aparente amor hacia el ordenador. Mi habitación.
—Amo, ¿Qué sucede? Últimamente no hace más que dormir, ¡Vaya perezoso! Levántese de una vez ¡Áaanimo~! —Decía moviendo los brazos como una completa loca.
Dirigí mi mirada a la pantalla de mi computadora ¿Mencioné lo jodidamente molesta que era Ene? Dormir era lo único que podía hacer para ver a Ayano, por algo como las ganas de molestar de Ene tenía que dejar de soñar. Estorbo, mero estorbo. Eso pensaba.
—Cierra la boca y déjame dormir.
—¿Qué tan aburrido puede llegar a ser? ¡Aaah! ¡Al menos coma algo, amo! No pierda las esperanzas, sé que usted aún puede dejar de ser alguien inútil e incompetente. Así, de abuelo, será un viejo feo, pero sabio, muy sabio.
Con cosas como "sabiduría", no puedo mirar hacia adelante
No tengo razones, así que sigo pudriéndome
—Solo cállate. —Respondí tras un largo silencio.
Ella siguió insistiendo, esas palabras las oía cada vez en un tono más bajo. Parecía estar gritando, aún así no podía oírla. Me sentía extraviado y cansado, así que volví a cerrar los ojos hasta poder dormirme.
La volví a encontrar, el salón de clases seguía vacío y Ayano estaba frente a mí, sonriendo. Otra vez me sentí tranquilo, con un alivio indescriptible, quería permanecer en ese lugar por siempre.
Mientras varios años pasan, no moriré
Siempre proclamando ideas optimistasA pesar de que, naturalmente, tu todavía no estas aquí—¿Realmente crees que esta es la mejor manera de huir? Que infantil. Te imaginé más inteligente.
No lograba caer en la razón, no podía creer que esa dulce chica haya dicho eso. Estuve a punto de responder, pero fui interrumpido.
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Jamás pedí este tipo de "Adiós"
Short StoryRuta XX narrada desde la perspectiva de nuestro protagonista; Shintaro Kisaragi. La depresión que trae como consecuencia el permanecer en el pasado da frutos rojos.