19. Sakuraya y Delic

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En algún lugar desconocido

3 de agosto, madrugada

Izaya suspiró para enfatizar su aburrimiento.

–Creo que tu nariz está torcida –dijo, mirando de reojo a Roppi.

El Alterno gruñó, e iba a decirle algo cuando alguien corrió cerca de donde estaban de pie. Al darse cuenta, Izaya y Roppi se adentraron en el almacén. Con mucha agilidad, Vi llegó hasta la planta más elevada y ahí, apoyándose en un pie y luego en el otro, los esperó.

Vi se puso a silbar.

Izaya desenfundó su navaja y lo mismo hizo Roppi que caminó tras de él. Cuando estaban a punto de llegar al último piso, Vi les saltó encima.

En un abrir y cerrar de ojos, Izaya tuvo a escasos centímetros de él a Vi. Sintió su cálido aliento en el cuello. A esa sensación desagradable, le sobrevino mucho dolor.

Roppi no creyó que el origen del grito que escuchó fuera Izaya. El informante se llevó las manos a la herida y solo dejó de forcejear cuando se vio en la necesidad de recuperar el aire perdido. Roppi no apartó sus ojos de las manos ensangrentadas de Izaya y tampoco de la boca igualmente manchada de Vi. Acto seguido, el virus escupió la sangre en el piso y después le dio una patada al informante.

Izaya gimió y se quedó en el suelo, completamente aturdido.

Roppi apartó su mirada cuando el nuevo golpe de Vi impactó en su pecho. Creyó que le había desarmado. El dolor que sintió se lo sugirió. La risa de Vi pareció venir de muy lejos. Lo que realmente resonaba era el palpitar del pecho y los sollozos de Izaya.

–¡Lo hice! ¡Lo hice, amor! ¿Cómo ha ido todo? ¿Sigues en ello? ¡Era evidente que resultaría igual o mejor! ¡Eres muy hábil! Sí, claro. Tú sigue con el trabajo...

Lo que Roppi pensó apenas vio a Vi era que éste se detendría a contemplar el daño hecho. Se dio cuenta de que se había equivocado; Vi estaba empeñado en terminar cuanto antes la tarea encargada. Se acercó a dónde estaba sentado y luego le apuntó con el arma que había ocultado bajo la chaqueta. Los ojos de Roppi no expresaron sorpresa y tampoco miedo.

–¿Esto es lo que deseas? –le preguntó Vi.

Lo que siguió a esa pregunta resultó muy confuso en su momento: Roppi permaneció anonado, esperando responder; luego, Vi disparó el gatillo pero la bala no alcanzó a Roppi sino a quien se puso en medio; al final, y con una expresión incomprensible en el rostro ensangrentado, Izaya se giró a Roppi antes de caer a la planta baja.

A su caída le siguió la risa de Vi y la sorpresa de Roppi.

En algún lugar de Japón, cercano a Ikebukuro

Dōjō de Tsugaru y Psyche

2 de agosto, noche

Delic se quedó sentado sobre el futón. No tenía la necesidad de explorar el sitio para hacerse a la idea de lo que había ocurrido. Se apoyó en las manos para levantarse y luego deambuló por el dōjō. La fiebre hacía que tuviera que detenerse de vez en cuando, para evitar de ese modo caerse. Avanzó por el patio y, aunque sabía que no encontraría a Tsugaru e Hibiya, sabía que no estaba solo. Encontró a Pritzuo en las afueras y con la mirada puesta en el cielo.

La escena le pareció más que extraña.

Delic esperó que el otro no estuviera allí para robarle el tiempo que le restaba.

–¿Dónde están?

–Hibiya con Shitsuo, es lo que sé.

–¿Qué haces aquí?

Los Alternos de IkebukuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora