Estaban en plena primavera.
Rubén sacaba su mano por la ventana del nuevo coche de Mangel. Podía sentir el aire fuerte y violento chocando contra su piel, y eso no podía relajarlo más. Cerró su ojos y se dedicó a sentir el ronroneo del auto en marcha y la brisa que corría, propia de esa época.
-¿Te está gustando el pequeño viaje?- Preguntó el pelinegro mientras mantenía su mirada en la carretera.
El ojiverde abrió los ojos lentamente, metiendo su brazo de nuevo dentro del coche para luego mirar a Mangel.
-Es la mejor forma para estrenar tu nuevo juguete- Suspira tranquilamente- el paisaje es hermoso.
Y así era. Ambos decidieron usar la nueva adquisición del pelinegro en ese sencillo viaje, solo con el objetivo de descubrir mas de la naturaleza de España. Habían partido a las nueve de la mañana con comida y algunas mantas para tirar en el suelo y así disfrutar de los paisajes. La verdad era que estaban hartos de la ciudad: los edificios que tapaban el resplandeciente Sol, las personas que les empujaban mientras iban caminando por el centro...
Los dos sonrieron al mismo tiempo, expresando que estaban a gusto con aquella pequeña escapada de todo lo tóxico.
-Tu eres hermoso.- Contestó Mangel con ternura y sencillez.
El castaño sintió como todo el calor se concentraba en sus mejillas, y volvió a posar su mirada en todo el verde que los rodeaba
Así continuaron el viaje sin destino por una hora mas,en un silencio tranquilo y cómodo, hasta que Rubén se exaltó al ver algo que le pareció sumamente impresionante.
-Mangel, para, tienes que ver esto.
El novio del castaño estacionó el coche a un costado de la carretera con cuidado, y los dos bajaron de este.
Ninguno pudo evitar soltar aquel suspiro de satisfacción al ver ese enorme campo que resaltaba por aquellas bellas flores de color blanco. Nunca habían visto algo tan maravilloso. Algo tan precioso.
-Amor, es el lugar perfecto para quedarnos lo que queda del día.- El castaño soltó emocionado, dirigiéndose a su persona favorita.
-Lo se...- el morocho se había quedado sin palabras- Voy a bajar las cosas del coche, ahora vengo.
-Te ayudaré- Rubén estaba a punto de abrir el baúl pero Mangel lo detuvo agarrándolo de la cintura, depositando un suave beso en su cuello.
-Tu eres una dama, déjale esto a tu caballero.- El pelinegro le sonrió y el ojiverde le pellizco suavemente su brazo.
Mientras Mangel sacaba todo de su coche, Rubén se dedicaba a admirar la belleza que tenía frente a sus ojos. Un lugar así no se veía todos los días y en definitiva iban a volver de nuevo.
Quería bautizarlo como su lugar.
El lugar de Rubén y Mangel.
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Entre los dos habían colocado las mantas sobre aquel campo.
Se encontraban disfrutando de toda la comida que habían decidido llevar, mientras charlaban de lo genial que la estaban pasando, y diciéndose cosas cursis.
Cuando acabaron ya eran pasadas las doce del mediodía, el clima era perfecto y ambos se quedaron en silencio por un largo tiempo, disfrutando de la tranquilidad del lugar. Los pájaros adornaban el cielo y las flores blancas el suelo, definitivamente estaban en un paraíso.
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"Nuestro lugar"- Rubelangel
FanfictionMangel y Rubén deciden salir a pasear por las afueras de Madrid, y se encuentran con un lugar hermoso. (+18)