Capitulo II

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Narra Guillermo

Abrí los ojos muy lentamente. Estaba cómodo, muy cómodo, demasiado cómodo, tanto que llegué a pensar que no era mi cama. Vi mis sabanas verdes y me tranquilicé. Al menos estaba en mi casa. Sentía una ligera presión en mi cadera que no sentía todos los días. Sentía otras piernas enredadas a las mías con cierto dejo de posesividad. Había alguien en la cama. Sonreí mentalmente. Lo más probable era que fuera Ámbar, la chica monisima con la que estuve bailando en la fiesta de anoche. Me fui girando lentamente sobre la cama con la intención de despertarle súper romántico. Era súper atractiva y súper dulce. Hasta que le vi. No era la chica con la que estuve bailando, y una sensación de vergüenza y humillación crecía mientras que seguía sintiéndome bien. Estaba desnudo, en mi cama y con Vegetta!! Pero que mierda?! Su rostro estaba tan relajado, sus facciones tan tranquilas. Despertarlo tendría que ser un pecado capital pero eso sería en lo último en lo que me detendría a pensar en un momento como tal. Jo-der! Que estaba en mi cama, desnudo y con mi mejor amigo que probablemente estuviera desnudo también. Las imágenes de la noche anterior caían y caían en mi mente. Todos los momentos, su rostro, mi rostro, como me sentí. Cuando puso si mano en mi cintura en la discoteca... lo que me dijo cerca de los baños... ese beso. A quién iba a engañar?! Aquel había sido el mejor beso que pude haber dado en toda mi vida! Pero que carajos estoy pensando?! Los recuerdos siguieron cayendo como baldes de agua fría, como sus manos iban por todo mi cuerpo... Como nos besamos sin pensar un poco en la situación, el orgasmo celestial que me había provocado. Nunca antes se había sentido tan bien tener sexo, por dios!. Qué carajos estoy haciendo? Me senté sobre la cama de golpe, obligando a Vegetta a sacar sus manos de mi cintura y desenredar sus piernas de las mías. Él, del susto, se cayó de la cama y maldijo por lo bajo. Quise reírme pero estaba tan preocupado por la situación que lo único que me salió fue una suerte de ruido extraño.

- Willy... Me duele la cabeza. Qué... Qué pasó anoche?- El me preguntó y yo no sabia donde meterme. Sabía muy bien lo que había pasado. Como si por arte de magia fuera él se dio cuenta de la situación en la que estaba: Desnudo, en la habitación de su mejor amigo, enredado en sus sábanas y tendido en el piso. Eso al menos me alivia el trabajo de tener que explicárselo.- Willy...- continuó y yo ya sabía que era lo que iba a preguntar- Dime por favor que tú estás vestido- poco menos que me suplicó que le dijera que sí, que estaba vestido y que no había pasado nada pero no podía mentirle.

- N-no- tartamudeé como un imbécil. Su cara de flipado era extrema. Ninguno de los dos podíamos creer lo que habíamos hecho. Somos mejores amigos, mierda! No es normal que los amigos follen estando borrachos, no? No es normal, no. Idiotez nivel Willy: tratar de convencerse de algo cuando te mandaste una cagada enorme.

- E-esto...- Vegetta estaba nervioso al hablar y eso me calmaba un poco. El también estaba arrepentido. Vio su bóxer a la esquina de la cama y lo tomo sin pensarlo, aún sentado en el piso y enrollado en mis sábanas.- Tuvimos...?- él me miraba como esperando que le diera una respuesta pero era complicado hablar de esto con él si te pillas a ti mismo en una situación cotidiana mirándole con otros ojos, o si imaginas un futuro estúpido con él antes de irte a dormir como cualquier adolescente enamorado. Un segundo... Enamorado??? No!!! Ni siquiera soy gay!! Pero en qué estoy pensando?!- Willy!- Vegetta se estaba desesperando al ver que no le contestaba por lo que inmediatamente elevé la mirada a sus ojos café. Mala decisión, Willy, muy mala decisión. Se había puesto de pie, con nada más que sus bóxers blancos mega ajustados sobre sus caderas y que dejaban muy poco a la imaginación. Mis ojos sin pedirme permiso se fueron a pasear por sus músculos, la forma en que se veían tensos y se relajaban por segundos...- Willy! Hombre... Ya sé que estoy bueno y todo pero si vas a mirarme de esa forma trata de no ser tan descarado- Willy se cohibió al instante, enrojeciendo sus mejillas y su rostro por completo.- Dime por favor que no tuvimos sexo anoche- suplicó

Historia de Vida - Wigetta MPREGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora