la vida de un para filia

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—Bueno así mi vida,

— Cuando tenía 9 años, mi padre me llevo de pesca siempre nadamos en ese lugar hasta que a mis 14 años un hombre me vio. Fue algo gay lo sé, pero no era el motivo que fuera un hombre, mejor dicho, era el hecho que lo que excitaba así que por mi surgía esa duda ¿soy gay? Eso fue muy difícil, en vacaciones iba y siempre me masturbaba ese hombre «no siempre» solo miraba después no fue más y me encontré que había una chica de mi edad era de 16 años, ella no fue como el hombre que solo observaba ella fue más allá.

Me miro como esperando una respuesta a su confesión al verme quieta como una persona que lo está juzgando sonrió.

— Ella era practicante de voyerismo.... Es el acto de excitarse con observar personas desnudas, nunca llegué más allá, pero supe que ella fue como decir presa por exhibiciones en el centro de la plaza mayor hace varios años atrás. — Damos una pausa.

La verdad le estaba agradeciendo la pausa que tomo para mirar el lugar y tomar de su bebida, también tome, pero nunca le quite la mirada.

— Vallolet la chica que grito "soy feliz puta vida", — Scott sonrió para mostrar su foto juntos. — bueno es mi amiga, aunque eso de ser Voyerista fuera mi gusto era más otra cosa. — el cruzo sus brazos.

— En mi búsqueda de ser saciarme sexualmente como no lo encontraba creo que volvería loco, aunque no creas que solo en tu mañana tengas unas putas erecciones si saber él porque es muy frustrante. — me quede viéndolo un poco más.

— ¿Y no podía ver porno o algo así? — Scott dejo ver su hermosa Sonrisa acompañado de una sonora Risa de su ronca voz.

— No eso nunca me emociono y de paso termine de ver los detalles que nadie ven en el porno.... Las putas escenas no son el mismo día ni duran esos tipos lo que hacen parecer en la escena vi la belleza del cine porno, pero excitación por ello nunca. Así que mi madre tuvo la grandiosa idea de comprometer a su único hijo con una niña de mami, sí.

Scott mira su bebida como aquel Merengada de fresa mostrara su pasado y también hago lo mismo, pero con la de él, inclina para que beba un poco fue «bastante» humillante.

— Ella no era lo que esperaba era una niña mimada y solo era una puta, lo cual por razones que esa época no sabía nunca llego a excitarme, así que solo la grave con sus amantes lo cual, aunque no entendía me llevo a otro nivel de mi gusto. deje su madre aun me trata como su hijo su hija se casó, pero fue un amigo de un LGBT quien me llevo aun club, además este tipo era un.... Es difícil estamos comiendo así que digamos que es raro, nunca me llamo la atención practicarlo.

Yo sé de qué habla digamos que mi primito querido el que casi me mata no lo iba hacer sólo que lo rechace porque quería que le hiciera o defecar en la cara lo que me pareció asqueroso, después de días me dijo que muchas personas lo hacen y me dio varias escenas de....... Coprofilia, desde entonces deje de ir a la granja mi primo se enamoró más de mi hasta hoy en día no sé nada de él.

— Hoe ¿me escucha? — me dice para tocar mus entre cejas. — Coprofilia. — Scott se quedó quieto y solo se quedó viendo.

— Entonces ¿lo has practicado? — negué, pero no tenía la cara de haberme creído así que solo suspiré.

—Bueno lo estás diciendo tan sincero que lo diré donde se eso, ¿recuerdas a mi primo? — Scott a siente en su lugar para que continúe. — Tenia 10 años, ella tenía 16 años jugábamos mucho al nivel que nos decía gemelos y en esa misma época yo parecía de mayor edad, aunque mi peso comenzó a ponerse más robusto me salieron pechito de gordita, — reímos juntos.

Un día hace mucho tiempo mi primo quería mostrarme algo así que lo seguí. — me detuve.

Como alguien se puso atrás de mi me sujeto con sus dos manos y sin saber ya mi amigo Scott podría una cara molesta, pero el tacto de estas manos no es más que una ese tipo tiene el olor disimulado, pero huele a Eso.

— Buenos tardes Janeth, — aprieta mis hombro.

— Hola Leandro, — Scott solo está tensando su cuerpo mientras quien es mi primo solo está sobando mis hombros. — te puedes ir Leandro estoy ocupada con un amigo importante. — Scott sonrió, me gusta su sonrisa y aunque no lo conozco bien es la más hermosa.

— ¡Ahhh!... Eso bueno, como no has hizo a la granja me pareció que te habían capturado lo de control de animal, estaba tan preocupado por ti. — toco mi cuello quería vomitar, pero mi cuerpo estaba paralizado, así que fue Scott quien me salvo saliendo, sin antes supuestamente por accidente romperle la nariz con el codo.

— JANNETH... — grita Leandro quien se cubre, la nariz sus ojos que una vez tiene el mismo tono del cielo ahora solo esta oscuro y tapándose la cara solo giré a ver a Scott sonriendo me solté de Él no sé pero no llevo ni dos días o bueno tres en conocerlo como para decir que confió.

— ¿Te molesto que hiciera eso? — Pregunta molesta frunce el entrecejo.

negué, la cuestión es que ahí esta Leandro quien puede paralizar me en dos o menos segundo como un toro que quiere envestir, pero Scott no es alguien fácil y lo noto.

— Estaba aquí y te vi tenemos que hablar, — Leandro habla con mucha tranquilidad para mi sorpresa no le sangra la nariz, pero tiene un pañuelo lleno de sangre. — nos vemos Janeth es mía. Siempre ha sido mía, — Solo se fue quería llorar, pero solo Sonreí a Scott.

— Lo odio, — tomo mi mano, para besarla sentí su respiración, que cosas no. — he yo yo creo que me mejor me voy, — tomo mi bolso y se lo coloco en los hombros.

— ok, te llevo. — dice para pasarme mi bolso.

En la espera comencé a ver que ya lo conoce la gordita coquetea con Scott como para que su sonría pero cortésmente m señala a mí la gordita sonríe para aplaudir.

— Te puedo llevar donde vives ¿si no te molesta? — me pregunta abriendo la puerta del copiloto.

Necesito pasar primero por el supermercado, — me rasco la nuca para ver que sonríe.

Un buen lugar para charla también, vamos Janeth, no te cohíbas conmigo. — Entro en el auto viendo que había comida de perro en el asiento de atrás y juguete de perro.

— ¿Tienes mascota? — me coloco el cinturón de seguridad. — Es muy tierno,

— mi perro es más un hermano para mí y mi hermanita, — me ayuda con el cinturón. — es toda una bestia come zapatos, tenemos todos arriba y lástima aquello que dejemos en el suelo. — suspiro.

Puedo confiar en él, no soy muy accesible «o» no se han interesado en que me "abra" a los demás.

A Mi Entrenador Le Gustan Las Gordas (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora