Prólogo

48 9 0
                                    


Aquí vamos de nuevo. El en mi apartamento y yo pidiendo que salga, siempre es asi, el diciéndome​ que nos necesitamos, basándome y yo como estúpida caigo en su enredó pidiendo que no me deje. Pero tal vez sea diferente esta vez. Tal vez.

- No Demon, vete no nos podemos seguir haciendo esto.

- Tu en realidad no te quieres ir de mi lado me necesitas....y yo... a ti - dijo con una voz gruesa, tan ronca pero tan sincera a la vez.

- No te equivocas no te necesitó nunca he dependido de nadie y menos ahora.

Lo mire a los ojos ya no eran los típicos grises, ahora se tornaban más obscuro. Está enojado sin duda. No mostré debilidad y lo mire a los ojos.

- Algún día, cuándo estemos separados, nuestros cuerpos desearan estar juntos y vamos a buscarnos mutuamente para sasear nuestra obsesión - dijo el mirándome con esos ojos que me abren las puertas al paraíso sacándome del infierno del que estoy. O tal vez sea al revés.

- Vete - dije firme abriendo la puerta del apartamento - ¡Ahora!

Si eso es no dejes que te controle..... no de nuevo. Dice mi voz interior, últimamente cuando me siento sola aparece.

De pronto el chico de tatuajes se precipita hasta mi. Por un segundo creí que me gritaria, o tal vez me golpearía. Pero no, lo conozco lo suficiente como para saber que no haría tal cosa. Estaba tan cerca que sentía su respiración, sus labios rozaban los míos.

- Te aseguro que me pediras que me quedé -  dijo con su típica voz arrogante.

Hizo un rápido movimiento y me besó. Era de esos besos que acostumbaba a darme. Esos que te dejan sin aliento. Tan suaves pero agresivos. Tan dulces pero apasionados. Me daba tan poco con sólo un beso, pero me llevaba a un viaje al paraíso. Sus labios eran de un tamaño medio, ni tan grandes ni tan pequeños, eran perfectos para besar. Era todo un experto en eso. Me tenia hipnotizada y eso que solo fue un beso.

- ¿Y ahora? ¿Quieres que me vaya?

- Si.... digo no. Quédate, por favor no me dejes sola te necesitó. Te necesito ahora más que nunca.

Ven, se los dije, justo como la vez pasada, siempre es lo mismo. Maldición lo odio tanto.

Y así es como comienza mi perdición, que por cierto tiene nombre y apellido. Demon Bathory.

Obesiva AtracciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora