El portal de los sueños

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Mi nombre es Ryunosuke Tanaka, soy un científico de Japón. Fui enviado a Moscú con el fin de explorar la zona “Z”, la más afectada por la radiación. Mi misión era anular el efecto de la radiación ya que era muy peligrosa para todos. Durante las incontables guardias que hicimos en distintos campamentos militares los sobrevivientes de aquella terrible tragedia nos atacaban con el fin de obtener alimentos, armas y municiones. Ninguno de esos saqueadores sobrevivió, ya que teníamos un pelotón completo de soldados.

Mientras estaba en una patrulla, un general del ejército desapareció frente a nuestros ojos; pensamos que debía ser por la nieve, ya que en esa época del año, suele nevar todo el día. Y aunque lo llamáramos incontables veces, él jamás regresó. Emprendimos su búsqueda con robots de reconocimiento biométrico y no logramos nada.

Así transcurrieron 3 días, hasta que finalmente nuestros equipos de detección de átomos comenzaron a actuar de forma muy extraña. Habían percibido algo nunca antes visto.

Al mirar el radar de átomos, encontramos un agujero negro en el ambiente de la cual no sabíamos nada. Lo llamamos Pz-241.

Al informar al gobierno ruso, en una noche helada donde el cielo estaba completamente oscuro, una gran cantidad de personas enviadas por el presidente nos expulsaron del lugar diciendo que esto se convertiría en un caso de nivel A. 

Esa noche no logré conciliar el sueño e intenté acercarme a la zona, para investigar más acerca de ese agujero negro, pero los escáneres biométricos me detectaron y liberaron a los cazadores. Un grupo de soldados especializados. No duré mucho tiempo antes de que me acorralaran. Solamente recordaba cómo me habían golpeado brutalmente para ponerme una camisa de fuerza, mientras cubrían mis ojos con una venda negra. Escupí la sangre que brotaba de mi boca, al ser golpeado con fuerza allí. 

Pensé que me matarían o simplemente me arrojarían a algún río de por aquí cerca, pero en vez de ello, me dieron un golpe seco detrás de mí nuca, dejándome completamente inconsciente. 

Al despertarme me encontré en una sala de paredes blancas donde un doctor canoso, con unos enormes lentes negros que me observaba con escrutinio. Llevaba una larga bata blanca con una extrañas manchas sobre ella, sus manos estaban arrugadas como su rostro; podría decirse a simple vista que ese hombre tendría alrededor de unos setenta años de edad.

– ¿A dormido bien, señor Tanaka?          

No sabía que responder con exactitud, por lo que solamente me digné a asentir lentamente mientras me dedicaba a observar la sala detenidamente. ¡Tenía que haber alguna manera de liberarme!

–Sabe que lo que usted ha hecho es un delito, por el cual está condenado a más de treinta años de prisión, ¿no?­– sacándose sus gafas para limpiarlos con el delantal –Ha sido algo muy estúpido de su parte ir directamente al lugar de los hechos, ¿En qué estaba pensando?

–Es mi trabajo encontrar nueva tecnología, mi oficio se dedica estrictamente a ello, ¿y usted me viene a reprochar lo que debo y no debo hacer? Tengo todo el derecho de descubrir lo que quiera, mi error fue avisarle al gobierno de mi descubrimiento. –respondí con el ceño fruncido –Y usted señor, ha violado el protocolo científico 59º; al ser de mi categoría, ni el gobierno puede rehusarse a que chequeé o investigue mi propio descubrimiento. ¿Quiénes se creen que son para encerrarme y maltratarme de esta manera? ¡Sin mí, ustedes no pueden seguir la investigación! ¡Porque ustedes no tienen ni idea de ello y mucho menos saben qué es! ¡Porque son unos malditos ignorantes de la verdadera ciencia!

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⏰ Última actualización: Aug 16, 2014 ⏰

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