Buscando Problemas

×7×

Como me iba a olvidar de esa cara tan mona. ¿Como?

Pero era imposible. No podía ser el. Eran alucinaciones. Si, tenía que ser eso.

Él esta...muerto.

Parpadeé un par de veces. Se fue. Ya no estaba.

Se esfumó en el aire como la última vez que lo ví, hace 5 meses.

<....>

-Amb - un sonriente Kohnil estaba de rodillas haciendo Dios sabe que.

¿Que demonios pasaba hoy?
Es decir, dos personas que no veo desde hace años aparecen de la nada, vuelvo a ver fantasmas y encima Evans me volvía loca. Literalmente.

- Me tienes que estar tomando el pelo. De verdad - grité mirando al cielo. - Dios ¿ que demonios esta pasando hoy contigo huh?

Kohnil me miró algo confuso. Después emitió unos raros sonidos de perro enfermo y frunció las cejas haciendo un enorme puchero.

- Creí que te alegrabas de verme la verdad. No nos vemos desde primaria.

Suspiré.

- No es eso - negué con la cabeza.

- Entonces desembucha.

- Habéis vuelto todos. - bueno mentirosa, no todos, el es un fantasma. - y hay este chico que me hace la vida imposible y....

- Espera espera, - sonrió - quiero nombres -

- Evans- me miro confuso - Ian Evans.

Su mirada se tornó seca. Sin vida. Como si acabasen de atropellar a su abuela, que por cierto vaya carácter latino que tiene.

- Ese....espécimen. Dios que...me siento mal por ti. - me acarició el hombro.

....

La verdad me encantó este día. No, no me ha tocado a la lotería, tampoco vi a Justin Bieber. Pero si logre no toparme con el estúpido , machista sin corazón, pulga gigante de Evans.

Estaba viendo Hannah Montana mientras comía cereales en el sofá. Mi hermano estaba hablando por teléfono con una de sus tantas novias mientras me observaba asqueado.

Tapó el micrófono del teléfono y se giró hacia mi.

- Come algo decente, no es hora para tomar desayuno. - le saqué la lengua en modo de respuesta y cogí un gran cucharron de cereales.

Mala idea. Casi me ahogo. Mi hermano se estaba partiendo de la risa mientras yo aún sacaba leche por la boca. No mal penséis. Mal pensados.

Después de limpiarme la cara, subí hacía mi cuarto y me dispuse a hacer la tarea. Algo difícil porque solo pensaba en Harry Potter.

Decidí agarrar el mobil y marqué mi número favorito.

Bip...bip.....

- Alo

- ¿Como esta mi muggle favorita?- chillé como una fangirl.

- Pues recogiendo la mesa, ¿y mi nieta mortífaga preferida? - dijo mi abuela con un tono suave y cariñoso.

- Abu, tengo algo que contrate.

- Te prepararé tu cuarto. - dijo ahora, chillando ella.

- Gracias abu - colgué y salí del baño a preparar la maleta.

Dos crops-tops, negro y blanco respectivamente, que sabia que nunca iba a utilizar. Leggins, que si utilizo bastante. Un par de vaqueros normalitos, no muy ajustados. Que me cortan la respiración. Y por supuesto dos sudaderas azules marino y la camisa ancha de mi hermano. Ya estaba lista la maleta.

Me vestí toda de azul, zapatos inclusive, y bajé las escaleras con cuidado. Soy patosa y como no tenga cuidado, en vez de ir a la abuela, iré al hospital.

- Athaaaaan - grité.

- ¿Que pasa?. ¿Incendio? ¿Terremoto? ¿ El fin del mundo? - reí un buen rato, hasta que notó la maleta enana. - ¿Donde vas?

- A la abuela. Me quedaré esta semana. .

Su mirada entristeció.

- Y nuestra maratón de Harry Potter. Estuviste 3 semanas insistiendo que la viera contigo, por séptima vez este año.

- Ya la veré con la abuela. Y si, también veré maratón de Star Wars con el abuelo. Adiós feo. - le di un abrazó y salí por la puerta.

Me arrepentí al instante y entré en casa, algo patosa.

- Oye, te quieres venir - sonreí al igual que un personaje de dibujos chinos.

Sonrió al igual que un puerco después de bañarse en barro y asentió.

- Abu, ya estamos muggle- grité nada más meter la llave en la puerta y abrirla claramente.

- Mortífaga, no grites como si estuvieras en un campo de fútbol... oh Dios, mi querido nieto mundi.

- Hola muggle. -saludó Athan a abu.

- Aburrido como siempre.

- Me alagas.

- No pretendía hacerlo.

- No se puede retroceder en el tiempo. Las cosas son como parecen.

- Vale.

- Vale.

Athan y yo rompimos miradas asesinas e intentamos pretender que nada ocurrió. 

- ¿Quien quiere palomitas?