El tiempo cambia todo.

Prefacio.

Se miró al espejo, vio su reflejo y le costo reconocerse, seis meses antes todo había sido distinto y se sorprendió por el giro inesperado que su vida había dado, nadie creería lo que estaba apunto de hacer, al menos ella aun no lo estaba.

Tocó con sus fríos dedos el colgante que tenía en el cuello y su corazón dolió un poquito, a como le venía pasando desde hace seis meses.

Tocaron la puerta y sin esperar respuesta abrieron, la cabeza de Harry apareció de repente.

-Es hora Hermione- dijo con voz baja e insegura- lo siento.

Ella asintió con la cabeza, tomo el ramo de rosas rojas que estaba junto a ella.

-Gracias- susurro y tomo la mano que Harry le tendía- no me dejes caer.

-Nunca- le prometió Harry apretando su brazo.

Bajaron las escaleras de la mansión, y en cada paso ella sentía que el nudo que había en su pecho se hacia más grande, Harry la guío por un camino iluminado por velas, llegaron al jardín, tragó saliva al mirar a toda la gente reunida ante un altar perfectamente arreglado, y dejo salir el aire retenido al mirarlo esperarla al final del pasillo que la conduciría al altar. Escucho las primeras notas de una sonata que no conocía, las damas empezaron a caminar, una por una, hasta que fue su turno, Harry apretó aun más su agarre y ella lo agradeció, sus piernas temblaban más que nunca. Llego al altar sin atreverse a mirarlo a la cara. Tomo sus manos y se sorprendió el encontrarlas más cálidas que las suyas, se armó de valor y alzó la vista.

-Granger- susurró el.- esperé seis meses por esto.

-Malfoy- contesto ella.

Hace seis meses creía que su vida era perfecta con sus amigos de toda la vida.

Hace seis meses se había dado cuenta que en realidad no amaba al amor de su infancia.

Hace seis meses había iniciado una nueva aventura con quien menos lo creería.

Hace seis meses no hubiera creído que se casaría con Draco Malfoy.

Se sorprendió en ver que tanto había cambiado en solo seis meses, y en lo que el había cambiado.