Tu historia

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 ¿Recuerdas la primera vez que lo viste? Allí estaba, apoyado en la pared con otra compañera, mirando con indiferencia todo lo que pasaba por delante de sus ojos. Pero, ¿recuerdas tu reacción al verlo? Sí, recuerdas que ese chico te llamó sensiblemente la atención. No le distes mayor importancia. La importancia se fue generando, con el paso de los días, de los meses. Mientras estabas distraído con otros temas y con otras personas, él seguía allí apoyado en su pared.

¿Por qué pensabas en este chico? Tienes que decir que quizás haya sido el chico más guapo que hayas visto en toda tu vida, pero nunca te atreviste a entablar cualquier conversación con él, aunque la verdad es que tuviste pocas oportunidades. Lo mirabas únicamente entre aquellas idas y venidas de gente con su grupo de amigos, y él con el suyo, y tú con el tuyo.

Y entonces llegaron aquellas ansiadas vacaciones de verano. El calor te había dejado extenuado, desorientado. Y tras unos meses volviste a pensar en él, a pesar de no haberlo vuelto a ver.

Y llegó la vuelta. Estabas feliz, lo veías con tus ojos de nuevo, pero nunca te atreviste a decirle nada. Pasaban los días y los meses, y tu interés por aquel chaval no paraba de crecer; lo veías moverse, hablar con la gente, estar apoyado de nuevo en aquella pared, esta vez con gente distinta. Estabas absolutamente absorto en su mirada, en sus ojos. Deseabas el viernes al salir que llegara pronto el lunes siguiente para volver a verlo. Y seguías observándolo anonadado. ¿Se percató alguna vez de tus miradas? Quien sabe, uno no puede saber su nivel de disimulo, no obstante creo que el tuyo era bastante bajo, aunque nadie se percató.

Pasaban las semanas, y nada te conseguía distraer. A unas personas les contante además tus sentimientos. Pero nada. El tiempo se estaba acabando, quedaba poca arena en la parte superior del reloj, consumiéndose con desdén.

Y llegó el final. Tenías tu última oportunidad. Era el momento. Podrías haberte dirigido a él y cruzar por fin algunas palabras, un "hola" incluso, qué se yo, era el momento exacto, preciso, pero no lo hiciste. No tuviste valor. A los pocos días lo volviste a ver, ya sin esperanzas, después de haber lamentado día y noche tu inacción. Recuerdas pocos llantos más dolientes. Allí estaba postrado con su elegancia y su sonrisa ante todos.

Al salir le buscaste con la mirada, buscando un cruce fortuito. No estaba. Se había ido. Creías que al menos lo ibas a volver a ver un día en el que a la fuerza tenía que estar allí. Llegaste esperanzado allí el día indicado, esperanzado buscándolo. Ni estaba y ni se presentó. Nunca lo volviste a ver.

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⏰ Última actualización: Jul 05, 2016 ⏰

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