2

485 21 2
                                    



Varios años antes....

En Scranton el 5 de Enero de 2008.



Era mi primer día en Scranton. Descargué la última caja del coche y la posé en el suelo. Era un día caluroso, a pesar de ser invierno. Subí las mangas de mi camisa y volví a coger la caja del suelo. Caminé con dificultad por el camino de piedras que conducía a mi nuevo hogar, después posé la pesada caja en el suelo del recibidor y estiré los brazos.



Di una vuelta a la casa mientras bebía un refresco. Me senté en el borde de la piscina y miré otra vez a la casa. Desde luego, había adquirido una buena casa. Grande, moderna, luminosa; y sobre todo, se encontraba lejos de mis problemas.



A mis 23 años se podría decir que no tengo ningún problema, pero eso no era así. Enamorado de la novia de uno de mis mejores amigos, y metido en un lío con unos chicos que querían verme muerto, huí de Seattle. Compré la casa de Scranton, donde pienso fijar mi residencia.



Decidí llamar a mi madre en ese momento, y la tranquilicé. Estaba muy nerviosa, ya que decía que no tenía edad para vivir solo. Ciertamente, tenía razón, pero necesitaba darme un respiro. Necesitaba irme. Y poco a poco se lo estaba haciendo entender a mi madre.



El ruido del timbre me distrajo, además, se quedó atascado, y un molesto "Ding" se hizo sonar en la casa. Abrí la puerta y le di un golpe al timbre, así conseguí que parara.



En el umbral de la puerta esperaba, sonrojada, una bella chica. Más o menos de mi edad, era bellísima. Me quedé deslumbrado al verla, e incluso no le presté atención cuando me habló.


— ¿Eh?


—Decía que... perdón por lo del timbre. —Dijo timida


—Oh, no, no es nada, además, creo que debería darte las gracias, no sabía que estaba roto, ahora ya lo sé y así podré cambiarlo, así que gracias. —Dije nervioso y muy rápido


— ¿Eh? —Dijo desconcertada

— Agité la cabeza y me tranquilicé—Nada, nada. ¿Qué deseas?

— Me llamo Rachel, soy la vecina de la casa de al lado. Vi que te mudabas y vine a darte la bienvenida.


Me tendió la mano y esperó hasta que yo la acepté.


—Yo soy Richard Olson pero puedes decirme Ricky



Después de un silencio muy incómodo, en el que ninguno de los dos supimos que decir, ella empezó a reír. A mí enseguida se me contagió la risa también, y al cabo de un rato, sentados en el salón de mi casa, reíamos como dos amigos que se conocían de toda la vida. Era alegre, graciosa, simpática. Era...la chica perfecta. Ella hizo que los siguientes meses en Scranton no fueran tan malos como pensaba que iban a ser. A pesar de estar en un nuevo lugar, ya no me sentía completamente solo, la tenía a ella.



Así pasé un perfecto año. Estaba por cumplir 24. Mi madre había decidido venir conmigo a visitarme, con mi hermana menor. Todo tenía que salir perfecto. Tenía que demostrarle a mi madre que podía arreglármelas solo. Para ello, decidí hacer una pequeña fiesta. Invité a mis mejores amigos y por supuesto a mi vecina.



De hecho, era demasiado importante para mí esa fiesta. Y Rachel lo sabía. Esperaba con gran entusiasmo que llegara el día de mi cumpleaños, e incluso comenzaba a ponerla nerviosa también.


Unos días antes, decidí pedirle a Rachel que me acompañara a comprar adornos para la fiesta. Pasé a recogerla a su casa. Iba tatareando una alegre canción que había escuchado en la radio. Todo lo que tenía que hacer era rodear unos arbustos y ya estaría en el jardín de su casa. Pero cuando estaba por llegar, oí voces y decidí pararme a escuchar, escondido tras el seto.

Sí, sé que está mal... Pero lo cierto es que soy muy curioso.

Y así fue como distinguí la voz de Logan, el chico que le gustaba a Rachel. ¿Qué hacía él allí? Más interesado que antes, me acerqué aún más al arbusto para oír mejor, con cuidado de no mover las ramas y hacer ruido. No quería alertar de mi presencia.



— ¿Qué haces aquí, Logan? — Pregunto Rachel

—Vaya, ¿no puedo venir a visitarte? — Hablo Logan

—Bueno...si, pero tú nunca habías venido antes... Tampoco somos tan amigos, ¿no?

—Pero eso puede cambiar— Dijo el de manera coqueta

se quedó en silencio, y yo me acerqué aún más al seto.

—Bueno... sí. — Afirmo ella

—Quería invitarte al cine, si quieres.

— ¿Ahora? — Pregunto curiosa

—Bueno, sí... ¿Tenías algo que hacer?

—No, nada de nada.

—Bueno, ¿vienes?

— Claro. — Dijo ella feliz


En ese momento sentí una punzada de dolor en el pecho. No le di mayor importancia. Observé como ambos se alejaban, Rachel estaba radiante, sonriente. Enamorada. Y en ese momento me acordé. ¡Había quedado conmigo! ¡Me había dejado plantado! Fruncí el ceño por un momento, pero tras eso sonreí. Era mi mejor amiga... No podía desaprovechar su oportunidad.

Esa noche la llamé, y no me respondió. Tampoco al día siguiente. Pensé que ya en la fiesta podría hablar con ella, pero no fue así.

El día de la fiesta, todo salió mal. Al principio todo fue bien, mi madre estaba contenta, mi hermana era un amor con todos... Todos mis amigos, incluso los de Seattle, estaban allí, pasándolo de miedo... Todos excepto Rachel. Eran más de las doce, y ella no había llegado. ¿Se había olvidado de mi fiesta?



Lo cierto es que llevaba días sin llamarme... Definitivamente, se había olvidado de su mejor amigo.

A travéz de la ventana -Adaptada- Historia Corta(Ricky Olson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora