Prólogo

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Doy un paso al frente suspirando.

Vamos, Bruno puedes hacerlo es solo una niñita.
Me acerco a ella a paso firme.

-Diana- la llamo frío tragando saliva.

Se da la vuelta y en el acto me arrepiento de haberle hecho todo eso.

-Di...dime- su voz suena apagada, no tiene esa alegría con la que me decía que me quería.

Mi estómago se estruja y un nudo se sube a mi garganta haciéndola escocer.

-¿Podemos hablar a solas?- le digo mirando a su mejor amiga, la cuál me fulmina con la mirada.

-Si, si- me doy la vuelta y escucho sus pequeños pasos seguirme.

Me paso mis manos por mi tupé.

-Diana, te tengo que decir toda la verdad- me cruzo de brazos indiferente-

-¿Toda la verdad?- suspira acariciando su sien.

-Si, tengo que ser sincero con todo lo que te ha dicho la gente- ella asiente temerosa.

-¿Puedo preguntarte yo toda la verdad?- juega con sus dedos y yo me encojo de hombros- Jane, ¿todo lo que me dijo ella es verdad?-

-¿Qué te dijo?- me echo caer en la pared.

-En la...en la fiesta de cumpleaños de Samuel tu y ella, pues...- la corto.

-Si, es verdad- ella levanta su mirada y la posa sobre la mía.

Sus ojos estan cristalinos, y respira agitadamente. Quito mi mirada de la suya sin poder evitarlo, y solloza entoces levanto rápido la mirada.

-¿Por qué no me lo dijistes?- espera furiosa.

-No quería hacerte daño, pensé que lo iba a olvidar todo, que la iba a olvidar a ella, pero no, me matan sus recuerdos, estoy enamorado de ella.

-Eres un mentiroso. Me engañaste. Pensaba que confiabas en mi, al igual que yo en ti. Pero eso se acabó- ella llora golpeando mi pecho, intento frenarla agarrándole fuertemente de sus muñecas y le digo mirandole fijamente a sus grandes ojos azules

-Lo siento Ariana, se que lo que he hecho no ha estado nada bien, lo sé, y me llamaría idiota a mi mismo por todo lo que te hice, se que es dificil entenderlo, se que... Lo siento, ni yo mismo me entiendo, pero debes hacerlo...- Una lágrima se desliza por mi rostro y no me deja decir mas cuando se separa de mi fuertemente.

Eso dolió

-No, no digas más, no estuviste mal, estuviste peor. No me esperaba eso de ti, pense que me entenderías, que me apoyarias por todo. Lo siento pero no puedo...- dejó de hablar, se limpió las lágrimas y se marchó.

REALIDADES MENTIROSAS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora