Él

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Verle.

Sonreirle.

Hablarle.

Besarle.

Confesarle.

Gritarle.

Condenarle.

Todo lo hice por el, nunca por mi.

Siempre estuve desesperada por tener la vida que por poco tuve. Una vida con bellos hijos, un Interesante y apuesto esposo con un trabajo honorable mientras me la pasaba las tardes escuchando disco viejos de Louis Amstrong.

Nada me detenía. Pude haber mirado hacia otro lado, fingir que ellos nunca existieron y exigirle a él que hiciera lo mismo. Tener mi vida de cuento de hadas y hacerme la tonta por el resto de mi vida... O al menos hasta que la verdad nos encontrará.

Siempre fui la típica chica que sufre por "sentir demasiado". Mi moral siempre iba en primer lugar y jamás le habría hecho daño a alguien. Jamás pensé que todo eso tuviera un límite.

Ver dentro de sus ojos y darme cuenta que no había nada de remordimiento dentro de ellos fue lo que me hizo convertirme en lo que soy ahora. Eso me destruyó y me hizo llegar más allá de mi límite.

Ojalá nunca me hubiera enamorado de él a tal grado que su misma presencia me hiciera actuar como loca, pero yo decidí esto, yo decidí todo esto. Yo me dejé seducir por el dolor, la venganza, el odio y las ansias de acabar con todo... Pero el decidió irse, él decidió seducirse por alguien que sólo dice amarlo.

Gasté tanto tiempo, tantas energías... Que no puedo dejarlo así. Tengo que acabar lo que empecé.

Soy paciente...y muy persuasiva.

El sendero (actualizaciones muy lentas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora