Con la TARDIS viajando a través del Vórtice del Tiempo, el Doctor se permitió el lujo de relajarse, dejándose caer al suelo y apoyando la espalda en la consola central mientras cerraba los ojos y respiraba profundamente. Yenna, que no se había movido de la puerta, decidió que era el momento para acercarse al Doctor y dejar de ser una mera observadora.
– ¿Qué te ha pasado, Doctor? Nunca te había visto de esta manera...
– Si de repente – contestó el Doctor con la mirada aún perdida – descubrieras que el monstruo que te aterrorizaba de pequeña es un ente real, ¿cómo reaccionarías?
– Entonces, ¿eso ha sido todo? ¿Un terror infantil?
– Esa es la respuesta simple; en realidad, es mucho más...
– ¿Qué es el Silifante, Doctor?
– Es una vieja leyenda de Gallifrey. Un monstruo devorador que fue derrotado y expulsado del tiempo y el espacio por un Señor del Tiempo. Suele usarse para amenazar a los niños cuando no quieren irse a la cama...
– ¿Algo así como el Coco, o el Hombre del saco?
– Algo así... "Vendrá el Silifante para llevarte con él..."; de pequeño me aterrorizaba.
– Y de adulto...
– De adulto me aterroriza la posibilidad de que algo así pueda existir.
– Pero has dicho que fue expulsado del tiempo y el espacio. Si es así, ¿cómo puede ser real?
– Curiosa paradoja, ¿verdad? Pero esta vez no pienso quedarme para resolverla...
– ¿Y qué consigues escapando?
– Consigo la posibilidad de vivir un día más. Consigo tener tiempo para prepararme por si alguna vez el Silifante y yo llegáramos a cruzarnos.
– ¿Y ellos?
– Ellos harán su elección en base a sus prioridades. West tiene su planeta imposible para investigar, Carter sus tierras raras en grandes cantidades, Crowley y LaVey su investigación... Yo ya les he avisado; el resto ya no depende de mí.
– ¿Y yo?
– ¿Tú? Tú eres mi responsabilidad, Yenna... Y mi brújula. No quiero meterte en ningún peligro, o al menos, en ninguno del que no sepa cómo sacarte.
– ¿Eres consciente de que también puedo ser libre de tomar mis propias decisiones?
– ¿Y qué es lo que pretendes? – replicó el Doctor en tono irritado – ¿Hubieras preferido quedarte allí? ¿Con ellos? ¿En peligro?
– ¡Doctor! – contestó ella, sorprendida ante aquella brusquedad.
– Lo siento... – dijo cambiando súbitamente a un tono de disculpa – Lo siento, Yenna, no quería hablarte así... ¿No lo entiendes? Te necesito... Sin ti sólo soy un montón de piezas de puzle tiradas por el suelo.
– Doctor...
La voz de Yenna ahora era dulce. El Doctor seguía sentado en el suelo, aunque ahora estaba hecho un ovillo sobre sí mismo, con las manos sobre la cabeza y ésta sobre las rodillas, gimoteando. Yenna se arrodilló a su lado y comenzó a acariciar suavemente su cabeza como quién acaricia a un cachorro desvalido.
– Estamos juntos en esto, Doctor...
– Lo sé...
– ...y no te pienso dejar, suceda lo que suceda – dijo para después coger las manos del Doctor y besarlas suavemente.
– También lo sé... Gracias, Yenna.
– ¿Te sientes mejor?
– Un poco más rejalado, sí.
– Eso es bueno. ¿Qué te parece si ahora detenemos la TARDIS y comprobamos lo que nos depara nuestro futuro?
– Me parece una idea genial.
Aliviado de la tensión anterior, el Doctor se incorporó y sacó a la TARDIS del Vórtice del Tiempo. Una vez hubieron aterrizado, volvieron al procedimiento habitual, dejando que fuera Yenna quien abriera la puerta y saliera al exterior, aunque esta vez el Doctor se quedó esperando en la consola, ignorando la información mostrada en los monitores.
– ¿Doctor? – dijo Yenna desde el exterior –. Esto no va a gustarte nada...
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La Estratagema Del Silifante (Doctor Who)
FanficSu memoria ha quedado fragmentada. Sus recuerdos cercanos casi han desaparecido, y los lejanos o perdidos han vuelto con total vividez. Sólo sabe una cosa: él es el Doctor, el Último Doctor. Lo que aún no sabe es que va a tener que enfrentarse con s...