Capítulo IV - El Encuentro

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- Hola Kendra, que haces por aquí - Levanté la voz y me paré del asiento.
- Ah, doctor lo estaba buscando. - Respondió.
- Pero no quedamos para hoy, dentro de un rato tengo cita con otra paciente.
- Ehh, está bien puedo regresar luego - Suspiró y se dió media vuelta.
- Pero puedes quedarte un rato, mira te presento a un amigo, se llama Emiliano - Dije, tratando de que no se sintiera incómoda.
- Mucho gusto - Dijo Emiliano, estirando su mano para saludar.

Kendra Se asustó y comenzó a retroceder como si hubiera visto un fantasma. Quizás habia pasado algún problema entre ellos. Emiliano es ciego por eso no pudo reconocerla, y por eso no se sorprendió, pensé.

- ¿Qué te pasa Kendra? - Pregunté.
- No, no puede ser, ¿Qué haces tu aquí? - Preguntó Kendra, asustada.
- Jugando al ajedrez - Respondió Emiliano.
- Tu estás muerto - Comenzó a llorar - Te vi morir.
- Ya hablaremos otro día Daniel - se paró Emiliano y se fue.
-Claro - Respondí.
- ¿ A dónde vas? ¿Por qué has vuelto? - Comenzó a preguntar Kendra.
- Kendra, siéntate - Traté de calmarla.
- ¿Te ha dicho algo de mí? - Preguntó nerviosa.
- No, no me ha dicho nada de ti - Respondí - Además no creo que te conozca.
-Es mi padre - Respondió - Me conoce.
- Es imposible, conozco a Emiliano desde hace años, y se que el no tiene hijos.
- No digas eso, joder, no vuelvas a decírmelo, ¿Crees que no reconozco a mi padre? - Ella seguía llorando y alterada.
- Además me dijiste que tu papá había muerto.
- Y ha muerto - Alzó la voz - Pero ahí está por esa puerta, ya ves.
- El hombre que estaba conmigo, está vivo y sano - Traté de hacer que entre en razón.
- ¿Que está pasando? Vi la sangre, le vi morir, todo es mi culpa - Comenzó a susurrar.
- ¿Heriste a tu padre?- Pregunté.
- No lo sé - Se limpiaba sus lágrimas - No lo recuerdo.
- A veces no queremos recordar, pero tienes que intentarlo - Traté de reconfortarla.
- Cállate, todo lo que tu sabes es una maldita mentira - Gritó.
- Está bien - Respondí, no quería alterarla más - Entonces dime, ¿Cuál es la verdad?
- Tus problemas cesarán y la fortuna te sonreirá. - Comenzó a repetirlo una y otra vez, mientra se iba.

Yo No Pertenezco AquíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora