Capítulo VII.

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Chace.

21 de enero del 2016.

Han pasado tres días desde que Susan salió a su cita con Charlotte para tomar un café y aún no sabemos nada de ella. Walker dijo que lo correcto era esperar los tres días puesto que de cualquier modo no la buscaría la policía hasta entonces. No he parado de leer sus diarios hasta ahora. La preocupación no deja de estar latente en mi pecho, le pudieron haber pasado muchas cosas.

El sonido del timbre me hace bajar por las escaleras justo cuando terminaba de vestirme. Hoy iremos a poner la denuncia, por lo que debe ser Charlotte junto a su esposo. Cuando abro la puerta Walker aparece y me dedica una sonrisa triste, atrás de él su esposa pelirroja aparece.

— ¿Estás listo hombre?

—Desde luego, sólo déjame ir por las llaves de mi auto.

—Chace, no es necesario podemos ir juntos en nuestro auto. —La voz de Charlotte se escuchó por primera vez reflejando impaciencia.

—Ella tiene razón Chace, vámonos.

—Pero...—iba a decir algo, entonces Walker me lanzó una mirada penetrante y a pesar de la situación seguía causándome cierto temor con su gran estatura y tamaño. —De acuerdo. —asentí.

Llevaba todo lo necesario, incluso el diario que seguía leyendo de Susan. Cerré la casa con cuidado y avanzamos fuera del porche para ir al coche. Fui en los asientos traseros y una inquietud muy grande me recorría por completo. Charlotte en el asiento del copiloto me miraba con disimulo.

—No puedo creerlo. —dijo haciendo un sonido irónico con su boca en tanto aventaba sus brazos sobre sus piernas.

Sus ojos reflejaban enojo y los pasaba con velocidad de Walker a mí. Su esposo rodó los ojos, cosa que pude observar por el espejo retrovisor. Ella pareció no notar aquello o sólo lo ignoró. Dejo de mirarme y se dedicó a fulminar a Walker con la mirada.

— ¿Qué ocurre Charlotte? —pregunté sintiéndome confundido y en sus ojos había algo más que molestia. Soltó un suspiro de frustración como si fuera obvio lo que pasaba por su cabeza.

— ¿Quieres saber qué carajo pasa Chace? —un gesto de sarcasmo se extendió por todo su rostro cuando elevó la voz.

—No, no quiere saberlo cariño. —la voz de Walker interrumpió lo que iba a decirme la pelirroja, quien debido a su mal humor golpeó con fuerza el brazo de su esposo, cosa que él pareció ni siquiera haber sentido y suspiro con cansancio.

— ¡Oh, tú cállate Walker, eres un grandulón sin sentimientos igual que tú! —dijo esto último señalándome. Antes de que pudiera hablar, ella continuó. —Susan no aparece desde hace tres días y ustedes viven como si no les importará y luego de todo este tiempo deciden que deben hacer lo correcto, son unos bastardos y ¿saben que es lo peor? Que ella habría hecho todo por ustedes si hubiera sido al revés.

Se cruzó de brazos en su lugar viendo hacía el frente bufando de tal modo que por unos instantes me pareció ver a una niña a pesar de que es un año mayor que Susan quien tenía treinta y nueve. Sus palabras me llegaron como balde de agua fría, la pelirroja tenía razón. Un semáforo en rojo nos detuvo y Walker soltó el volante para pasar su mano con frustración sobre su rostro y se volvió hacía su esposa.

—Cariño, ya habíamos hablado de esto. —dijo el moreno de enfrente con una tranquilidad sorpresiva y Charlotte solo rodo los ojos.

—No, Walker... ella tiene razón, no he sabido luchar por la mujer que amo. —dije mientras el auto se ponía en marcha de nuevo.

Encontrando a Susan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora