¿Qué me estás haciendo?
Descongelas el eterno corazón de hielo.
Destierras a la indiferencia.
Curioseas batallas.
Descartas derrotas.
Observas cada movimiento.
Te detienes con cada pensamiento.
Te fascinas por cada recoveco.
Buscas salidas donde no hay entradas.
Y entras por donde no hay salidas.
¿Qué haces? ¿No he sido clara?
He dicho que te vayas.
Y no lo haces.
¿Qué pasa? ¿No te asusta lo que puedas encontrar?
Sólo un estúpido podría creer que combatir mis demonios sería algo sensato.
No puedo ahogar a mis demonios, pues saben nadar.
¿Tienes un reloj de arena? Porque es la hora de que te vayas, ya que cada grano de mi reloj va cayendo sentenciándote.
Vete y deja de intentar pintar sobre un lienzo lo que ves.
Deja de intentar coronar rey en mi ajedrez.
¿Qué haces? ¿Por qué no te vas?
No sonrías. Joder. No lo hagas. No me obligues a dejar que te quedes.
¿Quién eres? ¿Qué quieres? ¿No te asusto? Corre.
Deberías hacerlo.
No sé cómo llegaste hasta aquí pero huye.
Huye mientras no te has asustado lo suficiente como para quedar paralizado.
Haz uso de tu razón y sal de aquí, aún conoces la salida a los pequeños surcos del laberinto recorrido.
Vete. Haznos un favor a los dos.
No atravieses mi pecho con miradas.
Ni intentes descifrar nada.
No intentes leer lo ilegible. Pues te aseguro que no te dejaré.
Olvidemos este intento de devastación.
Cesa en tu búsqueda de algo que no quieres encontrar.
Vete.
Pero no te vayas.
ESTÁS LEYENDO
Crónicas escritas a lápiz
PoetryNuestras conversaciones se me quedaron cortas y empecé a escribirte. A escribirnos. Escribiré nuestra historia a lápiz, por si algún día quiero borrarla. Sé que quedarán marcas, pero estoy dispuesta a aceptarlas.