-No puedes confiar en la policía, ya no.- dijo casi en un susurro.
-¿Por qué dices eso?- le dije algo curiosa.
-Entregarme a ellos sería muy peligroso para ti, nadie debe saber que estoy aquí.- soltó. Y ahora me lo dice?! Como se me ocurrió meterlo a mi casa?! Maldita yo!!
Mi cabeza empezó a crear varias escenas donde todo iba de mal en peor, mi presión de seguro aumentó pues empecé a respirar más rápido y sentía mi corazón latir a mil por hora.
- ¿Me harás daño?- la pregunta salió de mi boca antes de que pudiera pensar en algo más.
Daniel me miró algo sorprendido pero eso duró un segundo, pues su mirada volvió a ser seria. Creo que fue lo más estúpido que pude haber preguntado jamás! Daniel era un chico medio muerto que habían dejado en la calle para morir, la razón de porque lo apuñalaron sigue siendo un misterio para mi, lo más obvio es que sea algo demasiado grave y yo de idiota lo metí a mi casa.
Creo que ahora sí sería bueno llamar a la policía, me dije a mí misma pero por muy buena idea que sea, yo seguía teniendo el gusano de la desconfianza. Comencé a alejarme poco a poco de el, en el peor de los casos y él dijera si yo tendría que huir antes de que me hiciera algún daño, con algo de suerte podría tener cierta ventaja ya que el estaba herido.
Quise correr hacia mi puerta pero la mano de Daniel fue más rápida, lo cual causó dos cosas: 1. Que mi corazón se detuviera del pánico y 2. Que una corriente eléctrica recorriera mi cuerpo poniéndome más nerviosa.
-No huyas, por favor.- me dijo casi en un susurro o así lo escuche, la verdad puede que mi corazón (que está a punto de explotar del miedo) haya opacado el sonido de su voz.
-Alex... no te asustes, no voy a lastimarte.- hablo con un tono más elevado pero a la vez calmado. Pero aún así, no porque lo dijera iba a ser verdad. Podía sentir sus manos rodeando mis muñecas, eran grandes y fuertes, no podría huir ni de chiste. Por que me pasa esto a mi?
-Alex... Alex mírame!- sus manos en un rápido movimiento pasaron de mis muñecas a mi cara, y obligaron a mis ojos encontrarse con los suyos. Quede atrapada por su mirada, sus ojos eran de un color hermoso pero a la vez eran misteriosos. Como si él pudiera ver a través de mi y al mismo tiempo escondía sus secretos de mi; por un lado me provocaba curiosidad, quería saber que podrían esconder esos ojos, y por el otro lado, no quería que esos ojos dejaran de verme... nunca.
Despierta!! Me aviso mi cerebro, haciéndolo reaccionar y poner mis pies en la tierra.
-Suéltame...- alcance a decir con la voz un poco ronca. Tome sus manos y las quite de mi cara antes de me desmayara de tantos roces, de alguna manera me quede atontada por Daniel. Como carajos podía yo quedarme atontada por un chico! Y no cualquiera, este era un chico de la calle con heridas mortales y yo no podía dejar de pensar en sus ojos y sus manos tocando mi piel.
-Te creo, pero dime cómo es que te hicieron las heridas y por qué? - le termine de preguntar. Me aleje unos pasos de el, para recuperar mi espacio personal, no era tan cierto que le creía pero sabía que debía sacarle la verdad por mi seguridad. Daniel volvió a quedarse callado y su mirada parecía perderse en la ventana de mi cuarto, los segundos pasaban y él seguía callado. Otra vez me empezó a poner los nervios de punta, si bien antes dijo que era peligroso saber, era algo que necesitaba escuchar. Estaba a punto de volverle a preguntar cuando mi ventana voló en mil pedazos, seguido de un ruido ensordecedor, uno que ya había escuchado antes, era un disparo.
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El Último Don.
Action¿Qué pasa cuando el capitán del Departamento de Policía desaparece? ¿ Quién protege la ciudad? ¿Quién detiene la guerra entre Mafias? Alex, es una chica de 19 años que busca a su padre desaparecido pero en el trayecto se va enredando con la mafia y...