Días 27 y 28.

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Día veintisiete:

Hoy pase todo el día en cama. Ignore todas las llamadas y todos los mensajes. Gonzalo, Rama y Nacho vinieron al departamento, aporreando la puerta mi, digo, nuestro cuarto y diciéndome que abra, que ellos solo querían hablar. Me empecé a sentir culpable otra vez, poniendo a los chicos en demasiado dolor. Desearía que el dolor parará alguna vez. 



Día veintiocho:

Cuando por fin salí de mi cama esta mañana, encontré a Ramiro durmiendo a lado de mi puerta. Se veía tan cansado y sin esperanza que empecé a llorar. Yo le había hecho eso a el. Había consumido la vida de cada uno de los chicos. Y todo por que estaba siendo egoísta.

Mi lloriqueo lo despertó y el se abalanzo en mis brazos. Ramiro da buenos abrazos, como tu ya sabes, así que me aferre a el por un rato muy largo, y ninguna vez oí a Ramiro quejándose, o alejándose de mi, ni una sola vez. El lloro conmigo, y en ese momento me sentí más cerca del mellizo de lo que alguna vez me he sentido. Me arrepiento de no haberle dado la atención y el amor que el se merecía antes. 

99 días|| Brunaela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora