Aquella noche se celebró un gran banquete al aire libre. El vino corrió a raudales entre las antorchas que iluminaban las tiendas y tiñó de rubor las mejillas de Lyra, que bailó alegremente con todo el mundo enfundada en su túnica azul. A mitad de la noche bailó con su tío Tyrion, quien le pidió unos minutos a solas. Todavía tambaleándose por el vino y los bailes, Lyra tomó su mano y se adentraron en el laberinto de tiendas.
—Tengo un regalo muy especial para ti, Lyra. Dentro de dos días es tu boda... —Lyra sintió que los ojos se le humedecían, quizá demasiado rápido, y culpó al vino por ello— y la de mañana será tu última noche como una mujer libre. De modo que te he preparado un gran regalo.
Los ojos se le iluminaron de emoción, pues su tío la conocía perfectamente y siempre sabía cómo hacerla feliz. De hecho, su último regalo para ella fue Tylla, su fiel yegua moteada.
—¿Puedo preguntar de qué se trata?
Tyrion rió al escuchar su voz pastosa y giraron sobre sus pasos, de vuelta a la fiesta.
—Puedes preguntarlo, pero no puedo responderte —Lyra hizo un mohín con los labios y Tyrion rió de nuevo, con más ganas—. Primero, porque es una sorpresa y, segundo, porque hay ojos por todas partes —clavó en ella sus propios ojos, dispares, y Lyra sintió que la emoción le recorría la espalda como un látigo—. Y tú y yo sabemos bien que hay secretos que es mejor guardarse para uno mismo.
La fiesta los acogió como si nunca se hubieran marchado. Bailaron juntos de nuevo al son de una animada "La Doncella y el Costurero", de cuya letra Lyra sólo pudo recordar a la mañana siguiente «¿Dónde vais, costurero? / ¿Así de descosida me dejáis? / ¡Volveré y os remendaré!» porque le hicieron reír particularmente alto. Al acabar la canción, las frías manos de Ned Stark tomaron las suyas para una pieza algo más lenta que cuadraba a la perfección con la expresión facial del hombre.
—Estáis muy hermosa esta noche, Alteza. Me alegra ver que lo estáis pasando bien.
—Con diferencia, lord Stark, esta es la mejor noche que he pasado en mucho tiempo. Y espero que las que pase con vuestro hijo de ahora en adelante sean incluso mejores —añadió rápidamente, esperando ganarse el cariño de Eddard.
El señor de Invernalia compuso una sonrisa fugaz que no fue ni de lejos suficiente.
—Llámeme Ned, por favor. Lord Eddard me resulta demasiado formal —Lyra rió suavemente y Ned respondió a sus carcajadas con otras incluso más sutiles—. Estáis a punto de desposaros con mi hijo y convertiros en futura señora de Invernalia... —carraspeó; Lyra no supo qué decir— Lo único que puedo hacer es desearos la mejor de las suertes, princesa, y que traigáis a la casa Stark fuertes y felices herederos que llenen la Gran Fortaleza de risas y juegos —hizo una pequeña pausa—. Las sangres Stark y Baratheon debieron haberse unido hace años, con vuestro padre y mi hermana Lyanna.
Lyra apreció, incluso bajo la tenue luz de la luna y las antorchas, que los pétreos ojos de Ned se habían oscurecido, como si una nube tormentosa se hubiese posado sobre ellos.
—Mi padre me habló de Lyanna. Me contó que era una mujer hermosa, inteligente y valiente. Realmente la amaba. De hecho, me nombró Lyra en su honor.
Ned esbozó una sonrisa tan auténtica que derritió todo el hielo de su rostro y tan cálida que incluso fundió la nieve más allá del Muro.
—Lyanna fue una gran mujer; usted misma, Alteza, al igual que mi hija Arya, me recuerda a ella. Todos la amábamos y yo más que nadie. Se fue demasiado pronto... —era tal el dolor reflejado en el rostro de lord Eddard, que Lyra se quedó de nuevo sin palabras— Pero ya está bien de recuerdos. Estamos celebrando que, de aquí a dos noches, mi hijo se casará con la princesa más hermosa de Poniente.
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The Lionhearted Deer | Juego de Tronos
FanfictionReyes contra reinas. A la muerte del rey Robert Baratheon, Robb Stark no tarda en autoproclamarse Rey en el Norte, apoyado por la casa Baratheon gracias a su matrimonio con Lyra Baratheon, melliza del rey Joffrey. En las Islas del Hierro, tambi...