Capítulo IV

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Disculpen los errores, los voy a corregir después.
Gracias por leer

Un espeso manto de nubes negras cubría el cielo, vistiendo de luto todo lo que se encontraba a sus pies. Aquél gran edificio, situado a la mitad del bosque no era la excepción.
El internado "Nicolas II", fundado en 1918 se encontraba perfectamente construido, abastecido y sobre todo escondido en las profundidades del bosque, a las afueras de Seattle.

 El internado "Nicolas II", fundado en 1918 se encontraba perfectamente construido, abastecido y sobre todo escondido en las profundidades del bosque, a las afueras de Seattle

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Dieron las 7:00am del lunes en aquél internado y con ellas el inicio de la jornada escolar . La campana sonaba fuertemente por cada rincón del edificio llamando a todos a sus respectivas clases,provocando una estampida de estudiantes corriendo por los amplios pasillos, luchando unos con otros para llegar a clase a tiempo, todos menos una.

El sonido de una alarma despertó a Nina de una terrible pesadilla, una en la que su casa se quemaba y su familia con ésta, sin embargo ella era salvada por muchacho de ojos verdes como esmeraldas, del que sólo conocía su nombre.

Alexander...

Se sentó en la cama frotándose los ojos para espantar el sueño en ellos. Seguramente su madre entraría en cualquier momento para darle los buenos días y decirle que el desayuno estaba listo. Aun con la vista borrosa, se quitó la sábana de encima y bajo los pies de la cama,vio una sombra a su izquierda y fue entonces cuando se dio cuenta de que no estaba sola, el hombre de sus pesadillas estaba ahí, al pie de la cama mirándola con detenimiento.

Sintió pánico y comenzó a observar la habitación en la que se encontraba, no era la suya. Se tapó los oídos y apretó los ojos mientras se mecía hacia atrás y hacia adelante frenéticamente.

-No es real, no es real, es una pesadilla- repetía desesperada.

Alexander, que hasta el momento había estado de pie velando el sueño de su pequeño ángel, decidió intervenir antes de que se pudiera hacer daño.

-Tranquila,todo estará bien- se agachó a su altura y quitó sus manos de sus oídos.

-NO, no, no...- grito ella. Sentir su tacto sobre sus manos, termino por confirmar sus temores.

No había sido una pesadilla, su vida se había convertido en una. La realidad la golpeó duramente otra vez y de nuevo lloro en los brazos de Alexander.

Luego de largos minutos, se separaron y más tranquila Nina pregunto:

-Alexander, donde estamos?

-Te acuerdas de mi- sonrió él.

-Si. Tu me salvaste del incendio...-comenzó a sollozar.

-Estamos en el internado Nicolas II, a las afueras de Seattle.

-No quiero estar aquí... Llévame con mi tía Anne, es maestra en San Francisco y me quiere mucho, ella puede cuidarme...por favor- suplicó.

-No puedo...ángel.

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